360 UDEM No.1- La selfie de las nuevas generaciones

L A E C O N O M Í A D E L A A T E N C I Ó N E S E L E N T O R N O E N E L Q U E S O M O S R E C O M P E N S A D O S P O R E L E X T R E M I S M O

P O R : J A V I E R M A R T Í N E Z S T A I N E S

N os inventamos catástrofes todo el tiempo. Ciertas, falsas, da igual. Abre Twitter ahora mismo y lee varios trinos al azar. Si te parece que en la actualidad lo que determina la percepción social es el sentimiento omnipresente de que el mun- do se está volviendo loco, estás en lo correcto. Los ires y venires de las redes, cargados de opinio- nes contradictorias y de información descontextuali- zada, sólo encuentran segundos de nuestra atención. Nuestro pulgar hiperquinético viaja por la pantalla y se detiene a pequeños instantes en algunos de los pos- teos. Si acaso. Umair Haque, director de Havas Media Lab en Lon- dres y cabeza de Bubblegeneration, lanzó en su ensayo The Age of the Imbecile, la siguiente apuesta: “Estoy seguro que unos instantes después de leer los encabe- zados de la prensa, todos agitan la cabeza y murmuran algo así como ‘Jesús, vivimos en la era de la estupidez catastrófica’. Es como un tsunami de imbecilidad se formara, en slow-motion , llevando recargas eléctricas de tonterías para alimentar nubes de idiotez”. Reduzcamos adjetivos para no alimentar a las fieras del nihilismo, porque ese cuento de la negación resulta inútil y absurdo. Mejor vayamos al meollo del asunto,

de la mano del propio Haque, también autor de los libros The New Capitalist Manifesto y Bett erness: Eco- nomics for Humans . En una disertación más reciente titulada The Age of Catastrophism , el británico intenta explicar por qué las fuerzas que dan la bienvenida al colapso económico, social y planetario están crecien- do en todo el mundo, convirtiéndose en el gran elefan- te en la habitación: “Los catastrofistas son personas por las que esta- mos votando, aplaudiendo y celebrando que están lle- vando a sus sociedades hacia el colapso”. Exacto: aque- llos que elevan a dimensiones épicas los problemas que vivimos y que proponen soluciones grandilocuentes, como construir muros para impedir la entrada de mi- grantes, salidas negociadas o forzadas de acuerdos de integración política y económica, etcétera. UN TRANVÍA LLAMADO ATENCIÓN El que busca, encuentra. Es decir, todo lo anterior exi- ge plantearnos a qué es a lo que le estamos poniendo atención. Los muros de las redes sociales son los mu- ros de los lamentos. Toda señal catastrófica, de tintes apocalípticos, es lo que se comparte más. Y no es que

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