360 UDEM No.1- La selfie de las nuevas generaciones

N U E S T R O P U L G A R H I P E R Q U I N É T I C O V I A J A P O R L A P A N T A L L A Y S E D E T I E N E A P E Q U E Ñ O S I N S T A N T E S E N A L G U N O S D E L O S P O S T E O S . S I A C A S O .

aquí haya algo verdaderamente nuevo bajo el sol, por- que los tabloides amarillistas tienen varios siglos de vida –y se mantienen muy exitosos–. Lo novedoso, si acaso, es que ahora estudiamos el fenómeno y, como todo lo que nos necesitamos expli- car, le obsequiamos términos. En este caso, le hemos comenzado a llamar “la economía de la atención”, este entorno en el que la gente es esencialmente re- compensada por el extremismo. Se trata de llamar la atención a toda costa para generar una lluvia continua de likes , shares y comments . Mark Manson, autor de The Subtle Art of Not Giving a F*ck y gran bloguero (MarkManson.net), lo describe con mayor elocuencia: “En la economía de la atención, la gente es recompen- sada por sus prejuicios o por incitar los peores temores, por dibujar un mundo que se está incendiando, sea con el matrimonio gay, la violencia policíaca, el terrorismo islámico o las bajas tasas de interés” (agréguense aquí el tipo de cambio, las balas del narco, la guardia nacio- nal y cuanta calamidad venga a la mente). Sí. Internet ha generado una plataforma donde las creencias apocalípticas son celebradas y difundi- das sin los filtros que (dicen algunos) se tenían antes. Baste con recordar el extendido episodio de aquella creencia escatológica que sostenía que en el solsticio de invierno del año 2012 el mundo desaparecería. Sin siquiera abrir un mínimo espacio de reflexión, la gente estaba convencida de que estaba claramente inscrita en una estela maya la profecía que señalaba el término

de nuestra vida en el planeta en diciembre de ese año. Y aquí estamos, pues, todavía compartiendo todo tipo de creencias apocalípticas de índole científico, tec- nológico, económico, político y social, en un espacio –agrega Manson– “donde la moderación y la razón son algo demasiado complejo y tedioso de defender”. Como en todo sistema económico, la balanza se in- clina hacia donde se ofrecen las mayores recompensas. En nuestra era –la de la información, del conocimien- to–, el verdadero duelo se libra en los espacios digitales, donde los medios privilegian naturalmente el tráfico de usuarios hacia su oferta informativa o de entretenimien- to (el famoso clickbait ) y donde los mismos usuarios comparten lo que les viene en gana a la hora que sea, en espera de llamar la atención de los otros. En medio, por supuesto, de muy diversas maneras, los mercadó- logos y publicistas van buscando maneras de atrapar la atención –más dispersa que nunca– de la gente. ZAPPING , SCROLLING Y MITOS. Lo que en la década de los 80/90 suponía ya el gran poder del espectador (ese liberador artefacto llamado control remoto), a través de hacer zapping por diferen- tes canales, en el momento actual lo tiene el pulgar, esa extensión de nuestro cuerpo que ejerce el poder del scrolling y se detiene donde le apetece mirar, leer o escuchar algo, principalmente en su smartphone . La era de la distracción, catalogan algunos, acentua-

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