360 UDEM No.1- La selfie de las nuevas generaciones

Un elemento común en el nacionalismo es la existencia de un autoproclamado caudillo-mesías-salvador del pueblo que manipula a las masas, a quienes considera ignorantes, para imponer su visión de nación desde la polarización interna y externa.

en España, el fascismo en Italia, o los muchos totalitarismos latinoamericanos. Un elemento común en estos regímenes es la existencia de un autoproclamado caudi- llo-mesías-salvador del pueblo que manipula a las masas, a quienes consideran ignoran- tes, para imponer su visión de nación desde la polarización interna y externa, desde la construcción de un imaginario colectivo de rechazo y odio al “otro”, al “diferente”, que se acaba tornando en la justificación del actuar del régimen despótico. Ningún pueblo o nación, al igual que nin- guna persona, construye su identidad desde lo que te diferencia del otro, sino desde lo que te identifica a ti mismo. Es bueno recordar que los grandes imperios desaparecieron cuando comenzaron a decaer, a corromperse y a que- brarse desde adentro. Los nacionalismos modernos de este siglo XXI han surgido como fruto de las diferentes crisis internacionales y, en la misma línea que los del siglo pasado, se tornan en xenofobia y discriminación. En muchas regiones el nacionalismo se está convirtiendo en una forma moderna de in- dependencia. Incluso llegando en ocasio- nes a manipular la historia para justificar

la supremacía de los que quieren imponer su visión única de nación. México no ha estado exento de este sen- timiento de nación. Desde la independencia siempre ha estado buscando, evidentemente, su identidad. Sin embargo, uno de los problemas del nacionalismo mexicano fue el querer anu- lar la pluralidad interna en pro de una identi- dad única basada principalmente en lo mestizo. Los más afectados fueron sin duda los pueblos indígenas, con los que se tiene un sentimiento de deuda histórica. Es curioso cómo hoy en día parece que hay un resurgir del reconocer a estos pueblos como las raíces de la nación, pero eso sí, “lo” indígena, no a “los” indígenas. Ese fuerte sentimiento nacionalista fue usado como un instrumento ideológico del Estado en la época posterior a la revolución para justificar el poder único totalitario. En el México que está cerrando las puer- tas de la segunda década del siglo XXI nos en- frentamos al gran reto de seguir construyendo nuestra identidad como nación. No olvidemos que México siempre ha sido un pueblo plural, diverso, rico en cultura y culturas, abierto y acogedor. Esa es nuestra identidad. ¿Retoma- mos el sueño de eso que nos hizo y nos hace grandes como nación?

Javier García Justicia

Doctor en Sociología. Director del Departamento de Humanidades de la UDEM y premio Pro Magistro Roberto Garza Sada 2007. Premio a la Trayectoria Filantrópica 2018 por la American Foundation Professional. Miembro de Sistema Nacional de Investigadores. Asesor y consejero sobre desarrollo social en diversas organizaciones del tercer sector. Autor de artículos y libros sobre exclusión, antropología sociocultural, elaboración y evaluación de proyec- tos de alto impacto social.

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