E L P A S A D O N O S C O N D E N A
HACIA UN MUNDO FELIZ No podría –ni quiero– hacer de mi experien- cia una verdad absoluta sobre el fenómeno mediático y digital; sólo parto, como diría el periodista Julio Villanueva Chang, de una historia individual para retratar la mentalidad de una sociedad en un tiempo determinado. Ya no necesitamos encender la televisón para ver un reality show . La última edición de Big Brother , en 2015, aún con la inclu- sión de redes sociales, fue un fracaso ro- tundo. ¿Por qué? Quizá porque el concep- to de Big Brother del siglo XXI es un doble juego. A través de un smartphone en mano todos miramos y somos mirados. Cuando los espectadores se volvieron también pro- ductores, el concepto evolucionó. Nosotros somos la cámara, el vigilante y el vigilado. En cada post nos exponemos y entregamos voluntariamente datos, momentos privados, pensamientos, resentimientos, ideologías y sueños. Cámara en mano somos nuestros propios observadores mientras cocinamos, viajamos, entrenamos a nuestra mascota o damos consejos de autoayuda. Dicen que uno se porta bien cuando se siente observado –y a la gran mayoría nos gusta sentir una mirada de aprobación–. Entonces, ¿podría esta auto observación
creativa dar lugar a una nueva forma de co- laboración ético social, positiva y edificante como ningún escritor ha imaginado? (por lo menos los guionistas de ciencia ficción de la serie Black Mirror no lo han planteado). Para mi fortuna el mundo no se acabó en el año 2000 como temía en mi niñez (ni en 2012, como después imaginaron casi to- dos), pero, definitivamente, se parece mucho a los libros que me marcaron. ¿El pasado nos condena? Después de todo lo vivido, a mis 50, creo que no. Coincidio más con una visión creativa de otras realidades futuras y me niego a aceptar teorías apocalípticas de un mundo al filo del abismo. Me gusta pen- sar que estamos viviendo un futuro genético y tecnológico imaginado más por Huxley y Bradbury que por el pesimismo de Orwell. Soy optimista. Gracias a la ciencia ficción –y a la tía Tere– descubrí cómo los seres hu- manos somos capaces de recordar el pasado y observar el presente para inventar un futuro que otros puedan hacer realidad. Mirando una pequeña pantalla sobre mi mano aún man- tengo la esperanza de usar, en la próxima dé- cada, un nano smartphone biológico con el cual dar follow a esa chica, mitad robot, mitad centennial, capaz de llevarme a la luna para tomar baños de sol.
“ L A Ú LT I M A E D I C I Ó N D E B I G B R O T H E R F U E U N F R A C A S O R O T U N D O . ¿ P O R Q U É ? E L C O N C E P T O D E B I G B R O T H E R D E L S I G L O X X I E S U N D O B L E J U E G O . A T R AV É S D E U N S M A R T P H O N E E N M A N O T O D O S M I R A M O S Y S O M O S M I R A D O S ” .
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