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Las universidades españolas. Una perspectiva autonómica. 2024 ESPAÑA Prólogo de Francisco García Pascual. Secretario General de Universidades. Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Gobierno de España.
Este Informe sobre las Universidades Españolas desde una perspectiva autonómica de la Fundación CYD, aporta, si se me permite la expresión, el radiografiar y cartografiar la realidad territorial de nuestro sistema universitario. No olvidemos que el sistema universitario español lo conforman en este momento 94 universidades, de naturaleza jurídica diversa, además de las administraciones, que suma este curso 2023-24 casi 1.800.000 estudiantes y que dispone de 157.000 profesores y profesoras y 69.000 técnicos y personal de administración y servicios. Una comunidad de más de dos millones de personas. Un sistema complejo, dinámico y muy heterogéneo, características que, en el fondo, le confieren su gran potencia transformadora que tiene como vehículos el talento y el conocimiento, es decir, la formación del estudiantado que como profesionales de las diversas ramas del saber se insertarán en el mercado laboral local y global, y la producción y transferencia de conocimiento científico, tecnológico, humanístico y artístico que se convierte en una extraordinaria palanca de innovación y de cambio. Nuestro sistema universitario tiene, pues, una gran pluralidad, y esa es una de sus principales riquezas. A la que hemos de añadir que en conjunto todo el sistema cuenta con niveles razonables de calidad formativa y de excelencia investigadora, siendo ello un “bien preciado” y “distintivo” que estamos como Gobierno plenamente dispuestos a protegerlo y consolidarlo. Estos rasgos definitorios definen en última instancia un sistema universitario cada vez más abierto al mundo global, a la par que crecientemente interrelacionado con el mundo local y regional en donde se ubica la universidad. En este sentido, este sistema también lo configuran las administraciones autonómicas que desarrollas sus políticas universitarias y de investigación, así como las agencias que velan por la calidad académica.
Por todo ello, tiene un gran interés esta obra de la Fundación CYD, al patentizar esas características de una realidad universitaria tan plural. Ahora bien, nuestro sistema tiene desafíos importantes que afrontar, de entre los cuáles querría señalar algunos que considero significativos. Primero, necesitamos entre todas las administraciones y todas las universidades públicas arbitrar los acuerdos y mecanismos para alcanzar una financiación estable y suficiente de las universidades, consiguiendo el equivalente al 1% del PIB destinado a garantizar su suficiencia y estabilidad financiera al mismo tiempo que abre las puertas a tener presente los proyectos específicos y estratégicos de cada universidad. Segundo, debemos poner en marcha un cambio de paradigma en la internacionalización de las universidades, apostando por la movilidad intensiva del profesorado como eje vertebrador. En efecto, nuestras universidades deben competir en un mundo regido por la globalización imparable del conocimiento y del talento. Tercero, necesitamos que nuestras universidades tengan plantillas suficientes para responder a las demandas que les llegan del tejido productivo y de la sociedad, que dispongan de un buen nivel docente y de capacidad de investigación, con bajos niveles de temporalidad y con tiempo de calidad para desarrollar sus actividades académicas en el trascurso de la progresión de su carrera profesional. El sistema universitario español encara con fortaleza el desarrollo de la Ley Orgánica del Sistema Universitario de 2023 y la modificación de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación de 2022. Es una oportunidad que nuestras universidades deben aprovechar para impulsar cambios para reforzar su calidad y excelencia, intensificar su apertura a las empresas, organizaciones sociales e instituciones, avanzar en las alianzas estratégicas docentes y de investigación con otras universidades y centros de investigación extranjeros, sin olvidar que una de sus funciones esenciales que asegurar una buena formación de todos sus estudiantes. Un sistema con la mirada global siempre, pero teniendo una mirada permanente hacia el territorio donde cada una de sus universidades se ubica.
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