AF Programa de Desarrollo de Competencias (WEB)

Herramientas e instrumentos de orientación  |  119/236

2.5.2.

Guía para ganar autonomía en el estudio

Muchos de los menores con los que trabajamos creen muy poco en su capaci- dad para realizar por sí solos las tareas académicas, por lo que requieren cons- tantemente la presencia física del educador a su lado mientras realizan los de- beres. Este tipo de práctica limita tanto la autonomía académica de los menores como el tiempo que el educador puede prestar al resto de chicos. Una consejo a la hora de intentar reducir el tiempo que permanece el educador con cada menor cuando se considera excesivo es ir reduciéndolo de manera pro- gresiva. Por ejemplo, el educador comienza el estudio sentado a su lado ayudán- dole a organizarse la tarde con las tareas que tiene, después se irá ausentando de su lado aumentando cada vez más estos tiempos de ausencia, con la consigna acordada de ir cada vez que termine los deberes de una determinada asignatura o tras un tiempo determinado. Así, cada vez los tiempos de presencia serán meno- res. Cada vez que logre el objetivo de permanecer más tiempo realizando el estu- dio/deberes solo, se le incentivará de forma verbal para conseguir aumentar la motivación hacia su autonomía en el estudio. • Es una forma de recordar las instrucciones específicas de la tarea a realizar, que guiará su desarrollo y disminuirá el nivel de distracción: «Debo encontrar todos los adjetivos que aparecen en el texto», «me piden pasar de litros a…» «¿Qué datos tengo?, ¿qué me falta?, ¿cómo lo puedo conseguir?»… • Contribuirán a mejorar las condiciones de la tarea. Se puede utilizar una sola auto-instrucción que se repita varias veces, o un número determinado que debe ser expresado en determinadas frases y/o condiciones situacionales. Por ejemplo: «Tómatelo con calma», «relájate», «solo una tarea cada vez». • Sirven como auto-refuerzo al emplear frases positivas cuando se va reali- zando una actividad adecuadamente. Los comentarios positivos estimulan la ejecución y modifican la actitud negativa centrada en los errores, mejora la autoestima, al potenciar imágenes de sí mismo más aceptables: «lo estoy haciendo bien», «lo puedo hacer», «merece la pena intentarlo»… Las auto-instrucciones deben de ser adecuadas y concretas para cada menor a quien van dirigidas. Son individuales, generadas por uno mismo; se utilizan frases que les sirvan de estímulo para continuar con la tarea. Además, se podrán introducir auto-instrucciones, con la finalidad de ayudarle a alcanzar las metas propuestas:

consejería de políticas sociales y familia •  Comunidad de madrid

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