AF Programa de Desarrollo de Competencias (WEB)

Herramientas e instrumentos de valoración previa y observación  |  17/236

Por eso es muy importante que los profesionales de estos centros tengan acce- so a los nuevos conocimientos. Podrán así comprender mejor y derivar adecua- damente a los niños, niñas y adolescentes que presenten dificultades específi- cas, y podrán encontrar sentido a situaciones complejas, entender que detrás de conductas inadecuadas, retadoras o pasivas en torno al estudio hay causas hasta ahora «invisibilizadas» que pueden explicarlas. Desde este enfoque, además de la historia de vida, podremos tener en cuenta el origen o el refuerzo de determinada conducta o actitud surgida de una inaten- ción a procesos de desarrollo incompletos, a una indefensión aprendida, a com- pensaciones inadecuadas inconscientes, a un déficit…, situaciones que afectan, en diferentes niveles, al desarrollo psicomotor, la percepción sensorial, la aten- ción, la memoria, los procesos cognitivos, la motivación y el estado emocional, esferas todas interrelacionadas, cuyo conocimiento nos permite abordar las difi- cultades con una mirada más completa e integradora. La neuropsicología tiene como objeto de estudio el funcionamiento de las es- tructuras del sistema nervioso central y sus procesos de carácter cognitivo, psi- cológico y emocional en el comportamiento individual. Por ello, su aplicación en el ámbito educativo, cuando se presentan problemas en el aprendizaje, facilita un diagnóstico y una intervención y rehabilitación más amplias y profundas. Así, la Neuropsicología de la Educación analiza las problemáticas del desarrollo, y permite explicar las funciones cerebrales (que se adquieren a lo largo del desarrollo individual como resultado del desarrollo filogenético y ontogenético) relacionadas con la formación cognoscitiva durante la infancia y la adolescencia (Pérez, Escotto, Arango y Quintanar, 2014). De ahí que la colaboración entre los especialistas de la neuropsicología, los psi- cólogos escolares, los profesores, los educadores y la familia sea clave para faci- litar una mejora de los procesos neuropsicológicos que sustentan los procesos de aprendizaje, base de un buen rendimiento escolar (Martín-Lobo, 2003; 2006). Evitaríamos así algo que ocurre con demasiada frecuencia: asociar las dificulta- des de aprendizaje a un fracaso escolar y personal, sin tener en cuenta la can- tidad de variables que intervienen en él. Porque, aunque todos nacemos con una capacidad innata para aprender, en ocasiones los procesos neurológicos que favorecen el aprendizaje se ven afectados por factores perinatales, emo- cionales o del desarrollo. Estos factores originan lesiones, ectopias, problemas de conectividad, y generan una estructura del desarrollo con «huecos» que

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