AF Programa de Desarrollo de Competencias (WEB)

26/236 |  MÓDULO I

la maduración de patrones de movimiento adecuados, funcionando de forma incoherente e incompleta, e incidiendo en el aprendizaje y la conducta. Bajo tono muscular, problemas de equilibrio, escasa sujeción de la cabeza, pinza in- apropiada… serán algunos de los síntomas observables. Mediante el movimiento y con ejercicios específicos que dan al cerebro una «segunda oportunidad» se registran patrones de movimiento adecuados para que se adopten reflejos posturales que permiten mantener posturas adecuadas (Blomberg, 2012). Actualmente, han surgido diferentes terapias parar tratar estos reflejos e integrarlos cuando no lo hicieron durante la infancia. Los reflejos no son solo movimientos, también tienen gran repercusión en los sentidos táctil, auditivo y visual, así como en su integración. Por ejemplo, en los dos primeros años, en paralelo al desarrollo motor, el niño percibe la información visoespacial que guía sus movimientos. Si la motricidad está afectada por refle- jos presentes el desarrollo visual no podrá producirse a la vez, lo que puede originar dificultad para calcular distancias, estimar espacios, acomodar la visión cerca y lejos (de la pizarra al papel), captar con la periferia los objetos y movi- mientos alrededor, poder centrarse y converger para atender a los detalles, etc. El sistema auditivo, si no tiene referencias espaciales, puede verse afectado por dificultades de localización del sonido, así como por el desajuste del sistema vestibular y el equilibrio. En cuanto al sistema táctil y propioceptivo, una baja percepción afecta al reconocimiento de los límites corporales, de la posición en el espacio, la fuerza o suavidad a emplear en los juegos y el contacto con otros. A nivel cognitivo, si el cerebro se está ocupando de funciones inferiores de control motor, seguridad y atención sensorial, las funciones corticales y superio- res afectarán a la planificación, la concentración o inhibición porque, aunque la cabeza quisiera, el cuerpo no puede relajarse, dar las órdenes precisas ni coor- dinar e interpretar la información que percibe desordenada. Este parece que puede ser el caso de algunos niños diagnosticados con Tras- torno de Déficit de Atención e Hiperactividad, en los que quizá el problema no se deba a una falta de planificación y atención consciente o hipoactividad del córtex frontal, sino que puede tener su origen en que las conexiones senso- riales les permitan o no percibir adecuadamente, filtrar los estímulos principa- les y los superficiales… Cuando se observa una hiperactividad como movimien- to constante e inconsciente, el símil con el que podemos comprender su conducta es que se sienten como si estuvieran «en el metro»; necesitan mo- verse para encontrar su equilibrio, el movimiento les permite sentirse estables,

consejería de políticas sociales y familia •  Comunidad de madrid

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