AF Programa de Desarrollo de Competencias (WEB)

Herramientas e instrumentos de valoración previa y observación  |  43/236

personas que conviven con niños «desregulados» distingan en entre la correc- ción de su conducta y su ser, utilizando siempre frases que hagan referencia a la conducta realizada y no a la persona, expresándoles con hechos, gestos, miradas y palabras que les valoran, que les quieren aunque no aprueben al- gunas de sus conductas y, así, que les ayuden a identificar qué les «dispara», qué temen, qué extrañan. Además de considerar que hay razones inconscientes, problemas de apego y respuestas desde la memoria de estado y celular, se les explica que hay habi- lidades que «no han entrenado», que, por eso, algunas tareas no pueden ha- cerlas o les suponen un alto esfuerzo. Para favorecer el desarrollo de las ha- bilidades que no han entrenado se pueden plantear actividades de estimulación neurofuncional, sensorial, motora y lateral, que promueven la maduración de estructuras como el tronco, el cerebelo, el sistema límbico, las conexiones interhemisféricas, y que favorecen la atención, la memoria y los aprendizajes. En muchas ocasiones, el mero hecho de ofrecerles un diagnós- tico y tomar medidas de refuerzo, estimulación o adaptaciones escolares ge- nera grandes mejoras de su estado emocional, de su conducta y rendimiento (Ferré y Ferré, 2013) porque pueden «hacerse cargo». Además, la toma de consciencia de los factores afectados permite generar estrategias nuevas para compensar las dificultades y aprovechar la plasticidad cerebral, sin vernos li- mitados por la creencia de que se trata de trastornos, malos hábitos y casos perdidos. Cuando un niño se siente bien, no se porta mal, parafraseando a Wild (2003), quien aporta estrategias y miradas respetuosas y novedosas a la evolución natural de la infancia. De ahí que resulte crucial ahondar en los diagnósticos y considerar la diferencia entre los síntomas y cuadros clínicos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno de Estrés Postraumático (TEP), distinguir cuándo un trastorno es primario y, por tanto, la causa, o cuándo los síntomas son la expresión y consecuencia de otras dificultades. Es fundamental ahondar y clarificar si el origen puede ser un trauma —consciente o inconsciente— o bien un estrés sostenido, alguna enfermedad, accidente o situación que les haya llevado al borde de la muerte, entre otros, pues estas causas pueden derivar en síntomas comunes al TDAH, pero responden a una etiología concreta que hay que abordar, más acorde con el diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumá- tico. Sin embargo, el TEP pocas veces se llega a dictaminar, aunque podría ofrecer más claridad y precisión en algunos casos y permitiría un tratamiento más integral y profundo que incluya la biografía de los menores.

consejería de políticas sociales y familia •  Comunidad de madrid

Made with FlippingBook - professional solution for displaying marketing and sales documents online