72/236 | MÓDULO I
búsqueda de «culpables», la indiferencia o la falta de esperanza. Es importan- te evitar que se instale la sensación de fracaso, y tratar con una mirada positi- va las potencialidades y oportunidades que la familia pueda brindar. Mirar a cada menor de forma completa incluye la mirada a su familia, sea su realidad la que sea. Su realidad ofrece oportunidades de acción, reflexión y aprendizaje mutuo. Las dificultades de aprendizaje, cuando se presentan, pueden invadir las rela- ciones familiares, lo que no resultará positivo para el menor. Por eso debemos evitar «escolarizar» las relaciones con los menores, mirar otros aspectos de su vida. Es fundamental hacer partícipes a las familias, sensibilizarlas acerca de la impor- tancia de la educación en la vida del niño, niña o adolescente. La vida escolar viene a ser su trabajo y ocupación. Aunque cada persona es mucho más que sus resultados académicos, en la infancia y adolescencia, si se consigue éxito escolar, la vida cotidiana se ve reforzada y, al mismo tiempo, la expectativa de éxito en la vida potenciará el aprendizaje. A veces, el fracaso escolar está vinculado a los miedos del menor, a su deses- peranza y frustración, a una desmotivación que le paraliza o al temor a no sen- tirse incluido y considerado en su sistema familiar, en su vida diaria en el centro de protección de menores o el centro educativo al que pertenece. El exceso o carencia de expectativas, atención, fracaso, incluso el entusiasmo desmedido invaden sus emociones y dificultan su gestión, un aspecto de la inteligencia in- trapersonal que precisa entrenamiento. Y para facilitarles esas experiencias los menores necesitan ser «mirados» con respeto, sosiego y amor. Son muchas las dificultades escolares que, por medio de una mirada positiva desde los centros y las familias, se pueden resolver casi de forma mágica. Solo con el cambio de mirada y de expectativa puede colocarse de forma natural cada cosa en su lugar, puede atenderse a las situaciones escolares en su con- texto de aula y centro, y puede estar la familia disponible, sin presiones, acom- pañando al menor. Para integrar a las familias en los procesos de aprendizaje, en el estudio diario y en las aulas, se propone hablar a cada una de ellas de las fortalezas de su hijo, de las habilidades que sí tiene, de sus potencialidades. Es importante
consejería de políticas sociales y familia • Comunidad de madrid
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