Automatización y polarización laboral

Automatización, polarización laboral e igualdad socioeconómica

La automatización, robotización e inteligencia artificial crecen a un ritmo exponencial, de for - ma tal que la llamada cuarta revolución indus- trial está imponiendo un cambio de paradigma, especialmente en la forma de entender el factor trabajo. La implantación de tecnologías más inteligentes, capaces de tomar decisiones por sí mismas, no solo permite crear nuevos puestos de trabajo y complementar muchos que ya existen, sino también sustituir de ma- nera parcial o total ocupaciones cuyo desem- peño es repetitivo o rutinario. Las sociedades modernas se enfrentan así a una dicotomía fundamental. Por un lado, la automatización acrecienta de manera significativa el progreso y el bienestar económico de las sociedades, al ser el cambio tecnológico el motor fundamen- tal del crecimiento económico (economía de las ideas). Además, la sustitución de las tareas más repetitivas por robots permite liberar a los individuos de los trabajos más rutinarios (menos creativos), mejorando sus vidas no solo como ciudadanos, también como traba- jadores. No obstante, la automatización puede tener efectos disruptivos significativos sobre el empleo. A fines de los años noventa, el consenso general era que el cambio tecnológico estaba sesgado en favor del trabajo cualificado (Ma - chin y Van Reenen, 1998). Esto es, el cambio tecnológico era complementario de la mano de obra cualificada, por lo que daba lugar a una mayor demanda de trabajadores altamente formados. Se observaba así un mejoramiento progresivo, esto es, un incremento del empleo (y del salario) a medida que la calidad del tra- bajo aumentaba (Figura 1, panel a ). Esta visión optimista de la tecnología se ha visto reciente- mente reemplazada por el descubrimiento de la polarización en el empleo. Goos y Manning (2007) para el Reino Unido y, más tarde, Autor y Dorn (2013) para los Estados Unidos han encontrado que la difusión de la tecnología, im- pulsada por una caída de los precios en el sec- tor informático, ha causado una concentración del crecimiento del empleo en ambas colas de la distribución salarial (Figura 1, panel b ). Ello

se debe fundamentalmente al distinto tipo de tareas que predomina a lo largo de la distribu- ción salarial. En la parte baja de la distribución abundan las tareas manuales, de naturaleza física y no repetitiva, como las realizadas por albañiles o conductores de autobús. En la par- te alta están sobre todo las tareas abstractas, divididas en analíticas (requieren resolución de problemas y razonamiento cuantitativo) e interactivas (exigen creatividad, flexibilidad y complejidad). Por último, en el centro de la distribución salarial (Acemoglu y Autor, 2011) tenemos las tareas fácilmente reemplazables por máquinas o robots al procesar información de manera repetitiva, como las realizadas, por ejemplo, por cajeros de banco u operadores de centralita telefónica.

Figura 1. Cambio en el empleo y calidad del trabajo

A)

B)

Fuente: Elaboración propia.

Hasta ahora, la preocupación social y política sobre el cambio tecnológico ha estado centra- da en el volumen de empleo. A pesar de ello, los estudios disponibles aún no han llegado a un consenso acerca de si el impacto neto de la automatización sobre la cantidad de empleo será positivo o negativo. Por un lado, Arntz, Gregory y Zierahn (2016), Frey y Osborne (2017) y Acemoglu y Restrepo (2020) alertan sobre el elevado número de puestos de trabajo en riesgo de ser automatizados. Una visión más optimista la ofrecen Mckinsey (2017), World Economic Forum (2018) y Autor y Salo - mons (2018), para quienes la revolución tecno- lógica creará más empleos de los que destrui- rá, aunque el porcentaje de puestos de trabajo sustituidos por robots será elevado. Por tanto, no se tiene seguridad alguna de cómo será la

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