Automatización, polarización laboral e igualdad socioeconómica
tian, 2021). Este índice es capaz, en primer lugar, de estimar el tipo de proceso —polariza- ción, concentración, mejoramiento progresivo o empeoramiento progresivo— que la automa- tización está generando en el mercado labo- ral y, en segundo lugar, es capaz de medir la magnitud de dicho proceso 1 . Gracias a la gran amplitud del presente estu- dio, se ha podido obtener una imagen bastan- te completa del proceso de polarización del trabajo en España, cuyas principales conclusio- nes son las siguientes: • El mercado laboral español se ha pola- rizado durante las dos últimas décadas (1998-2019), observándose un significativo incremento del volumen de empleo en los tramos bajo y alto de la distribución salarial y una fuerte caída en el tramo intermedio. • La polarización del mercado laboral es- pañol se ha debido principalmente a la au- tomatización de las empresas. El efecto de las nuevas tecnologías sobre los puestos de trabajo depende de las tareas que conllevan, no de las habilidades de los trabajadores. Y dado que las tareas rutinarias, situadas típicamente en el centro de la distribución salarial, requieren una repetición de méto- dos y prácticas, son más fácilmente susti- tuibles por robots. • En el entorno europeo, la polarización del mercado de trabajo ha sido el caso pre- dominante, aunque Grecia (donde el índi- ce presenta un valor negativo, de –0,20), Rumanía (–0,05) y Reino Unido (–0,01) no han experimentado polarización laboral alguna. Los tres países europeos con mayor polarización han sido Francia (0,51), Por- tugal (0,51) y Eslovenia (0,50), y el resto de los países se sitúan en dos grupos: entre 0 y 0,2 —Finlandia (0,04), Hungría (0,08), Eslovaquia (0,12), Noruega (0,13), República Checa (0,14), Estonia (0,17), Letonia (0,20)
y Austria (0,20)— y entre 0,2 y 0,4 —Lituania (0,27), Italia (0,28), Bulgaria (0,30), Croacia (0,31), Bélgica (0,32), Alemania (0,33), Sue - cia (0,37), España (0,38), Países Bajos (0,40) e Irlanda (0,40)—. Se observa, por tanto, que en el entorno europeo no hay relación entre el nivel de desarrollo de un país y su grado de polarización laboral, y que España es el sexto país de Europa con mayor polariza- ción laboral. • En el caso de España, hombres y mujeres presentan un patrón de crecimiento laboral muy distinto. Las mujeres (independiente- mente del nivel salarial) experimentan un crecimiento positivo del volumen de em- pleo a lo largo de las dos últimas décadas, mientras que el incremento del empleo en el caso de los hombres se circunscribe a aquellas ocupaciones situadas en los ex- tremos de la distribución salarial. Por tanto, toda la polarización laboral en España a resultas de la automatización de tareas ha sido soportada por los hombres. Este fenómeno se constata tanto a nivel nacional como a nivel autonómico. • El nivel de formación de los trabajadores ha condicionado de manera rotunda el im- pacto que la automatización ha tenido so- bre sus trayectorias laborales. Por un lado, los trabajadores sin formación o solo con educación primaria han perdido cuota de empleo a lo largo de toda la distribución sa- larial, sobre todo en el tramo intermedio. Por el contrario, los trabajadores con educación universitaria han aumentado su empleo en todas las ocupaciones, sobre todo en aquellas con los salarios medios más altos. En cuanto a los trabajadores con educación secundaria, estos han aumentado su em- pleo en el tramo inferior de la distribución salarial, aunque lo han perdido en las ocupa- ciones con salarios medios más altos. Por tanto, la automatización ha premiado a los trabajadores más educados, abocando a
1. El rango del índice va desde –1 (máxima concentración) hasta +1 (máxima polarización).
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