Llegaba Josep Mª Mallol Suazo con su atmósfera sensual envolviendo a sus figuras en unas luces tenues. Féminas y paisajes potentes, producto de pincelada libre, incluso acciones con la madera del pincel, rascando el lienzo. En las obras de este periodo podemos admirar un juego de veladuras armonioso, en el que toda la pintura vibra, como un “trémulo” de órgano musical. El éxito de la muestra fue notorio. La obra transmitía una fuerte dosis de ternura y pasión nada forzada, natural, como un diálogo entre el artista y la figura que permanece en silencio. Las escenas mostraban una humanidad que traspasaba las pinturas, impregnando al espectador del misterio que, sin duda, es la “clave” para amar el arte. Josep Mª Mallol Suazo es el artista honesto que mejor explica el concepto del posimpresionismo en la esfera plástica del país. Aun así, sigue siendo ese creador desconocido de una época en la que su obra destacaba por encima de la propia dicción estética, ¡como debe ser! La siguiente exposición de Mallol Suazo fue en la respetada Sala Parés, santuario para los artistas de la época por el prestigio bien ganado e historia de la ya centenaria sala. No en vano habían dejado su huella en aquellas mágicas paredes artistas como Martí Alsina, Anglada Camarasa, Gimeno, Mir, Nonell y el propio Picasso en sus inicios, entre otros muchos.
Sebastià Shemtov Jané Marchante d’arte Barcelona, junio de 2023
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