Los sindicatos ante los retos tecnológicos
total implica, si nada más cambia, un deterioro a largo plazo de la densidad sindical. La segunda línea de pensamiento identificada por Mitukiewicz y Schmitt (2012) enfatiza la idea de que el cam- bio tecnológico está sesgado en contra de aquellas personas trabajadoras menos cualificadas, específicamente aquellas sin responsabilidades de supervisión o educación universita- ria. Acemoglu et al. (2000) afirma que la raíz del declive sindical es el cambio técnico que sesga las habilidades ( skill-biased technical change en inglés), ya que incrementa la remuneración relativa de los trabajadores cualificados en el mercado competitivo, debilitando su incentivo para unirse a un sector sindicalizado y menoscabando la coalición entre trabajadores cualificados y no cualificados de la que los sindicatos dependen en última instancia. Este concepto es revisado por David Autor que observa cómo, desde los años 70, los desarrollos tecnológicos han tendido a socavar las opor- tunidades de empleo para las trabajadoras en el amplio centro de la distribución salarial. Para Autor et al. (2003), la automatización y deslocalización de tareas rutinarias de cualificación media es el principal impulsor de la polari- zación del empleo, dejando a la economía con dos tipos de trabajos no rutinarios difíciles de automatizar o deslocali- zar: aquellos basados en tareas manuales, menos cualificadas, que requieren presencialidad y una relación cara a cara, y otras basadas en más cualificadas, “tareas abstractas”. En contra de estos argumentos, sin embargo, Mitukiewicz y Schmitt (2012) encuentran que, aunque el cambio tecnológico y la globalización indudablemente impactan en los sindicatos en países ricos, las tradiciones políticas nacionales esta- blecidas durante el periodo de 1946 a 1980 permiten predecir cambios en las tasas de sindicalización desde 1980 hasta la actualidad. En un estudio realizado en 21 países desarro- llados, afectados de modo similar por la globalización y el cambio tecnológico, encontraron una variación sustancial y sistemática en las tendencias sindicales en diferentes paí- ses, basada en amplias diferencias entre las tipologías de tradiciones políticas nacionales. Mientras los sindicatos en países con tradición socialdemócrata han logrado mantener e incluso expandir la cobertura de la negociación colectiva, con poco o ningún declive en la densidad sindical, los países de tradición liberal generalmente han visto desplomarse la cobertura de la negociación colectiva y la densidad sindical. Finalmente, los países identificados con la más conservadora tradición democristiana se encuentran en un punto intermedio,
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