36 Ingresos Públicos.
El cálculo del coeficiente de adicionalidad es muy re- levante, puesto que el ROI pe del programa en cuestión será muy sensible a esta cifra. Existen dos aproximaciones para obtener la estima- ción de la adicionalidad: la objetiva y la subjetiva. Res- pecto a la estimación objetiva, como su propio nom- bre indica, toma como base variables objetivas de las propias empresas beneficiarias de las actuaciones.
Ejemplo de estimación subjetiva La consultora Arthur D’Little desarrolló en 2014 una metodología para el análisis de pro- gramas de incubación basada en el valor aña- dido bruto de las empresas usuarias de estos servicios. Para determinar el porcentaje de adicionalidad aplicable a esa magnitud hizo una encuesta a los emprendedores en la que, entre otras cosas, se les requería que en una escala Likert indicaran si consideraban que había sido clave en su trayectoria empresa- rial el paso por la iniciativa. Solo aquellos que dieron la máxima puntuación fueron tenidos en cuenta en el subsiguiente análisis de re- torno de la inversión. Por otra parte, los efectos de los programas sobre los emprendedores pueden proyectarse en el tiempomás allá del periodo en que estos son usuarios de los mis- mos. La persistencia de los efectos tiende a ser mayor cuanto más inicial es la fase del proyecto empresarial. Piénsese, por ejemplo, en un grupo de recién gradua- dos que, a raíz de recibir un curso especializado, se sienten más preparados para emprender y se lanzan a montar su empresa en lugar de buscar empleo. El apoyo en estas etapas tempranas ha sido tan decisivo que justifica imputar parte de los Ingresos Públicos en años posteriores al de la iniciativa, si bien también es razonable pensar que en caso de seguir en actividad ese impulso inicial vaya decayendo con el tiempo. El decaimiento es un coeficiente que reduce la adicio- nalidad en función de la persistencia de los beneficios reportados por la iniciativa. Para mantener su simpli- cidad, la herramienta no incorpora un campo especí- fico para el decaimiento, debiendo el gestor tener en cuenta este factor a la hora de estimar la adicionalidad a introducir cada año. Asimismo, en las evaluaciones ex ante de actuacio- nes de apoyo que se mantengan durante más de un ejercicio, conviene que los responsables de estimar
Existen varias posibilidades:
1) estudiar la evolución de los negocios antes y des- pués de recibir el apoyo del programa; 2) contrastar las variables clave de las empresas bene-
ficiarias con las de un grupo de control; 3) combinar las aproximaciones anteriores.
Este último enfoque es el más complejo, pero también potencialmente el más riguroso si se recurre a bases de datos de información contable para la obtención de datos y técnicas econométricas –ej. regresión discontinua o los estimadores de diferencias en dife- rencias– que permiten aislar los efectos del progra- ma respecto a otras causas así como llevar a cabo el matching entre beneficiarios y empresas de control. La disponibilidad de software estadístico y los conoci- mientos econométricos del evaluador determinarán la conveniencia de optar por estos métodos. La estimación subjetiva se fundamenta en la infor- mación que el propio emprendedor beneficiario pro- porciona acerca de la utilidad de la iniciativa. En este sentido, lo más sencillo es realizar una encuesta en la que se le requiera al emprendedor que indique hasta qué punto el apoyo recibido ha sido decisivo en de- terminados aspectos tales como búsqueda de clien- tes, ahorro de costes, supervivencia del negocio, etc. Este enfoque tiene la ventaja de que es mucho más fácil de implementar que el enfoque anterior, si bien es imposible asegurar que las respuestas estén libres de sesgos subjetivos.
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