REVISIÓN DE LA NATURALEZA DE LAS EXCEPCIONES Y LIMITACIONES
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puso argumentos para calificar el copyright como un sistema que protege los derechos de los usuarios, influyó en la década de los noventa a un buen número de académicos y activistas que comenzaron a expresarse respecto del fair use como un derecho o un conjunto de derechos, y del copyright como sistema que debía ceder frente al interés público, sobre todo en un entorno como el que las nuevas tecnologías estaban plan- teando 34 . En efecto, el uso comercial de la Internet y la masificación de los medios digitales que facilitaron la reproducción y difusión de obras protegidas llevaron a los usuarios a explotar al máximo las posibilidades que les otorgaba la tecnología y el inconmensurable volumen de obras (cuyo término mutó por el mercantilista e impersonal de “contenidos”) al alcance de la mano y “sin costo”. Por su parte, los titulares de las obras (usualmente titulares derivados, distintos de los autores) buscaron también obtener el mayor provecho de este nuevo medio de distribución de los contenidos y restringir, en la mayor medida posible, el acceso a los viejos y nuevos contenidos, con el fin de que el adjetivo “gratuito” no se convirtiera en la regla general en la Internet 35 . Las nuevas normativas que pretendieron regular la Internet como la Digital Milennium Copyright Act ( DMCA ) de 1998 no hicieron más que avivar el debate y darle argumentos a los titulares para afirmar su propiedad sobre los contenidos digitales así como para controlarlos, y a los usuarios para acudir al fair use como un derecho que les permitiera usar las obras a pesar de las medidas tecnológicas de protección impuestas por los titulares 36 . En general, aquellos que defienden la categorización del fair use como un derecho, lo hacen a partir de la interpretación de la “cláusula de propiedad intelectual” y de otras normas constitucionales como la Primera Enmienda, que supeditarían la protección del copyright a la defensa de derechos fundamentales como la libertad de expresión 34 Ver, por ejemplo, D. Z immerman , “Copyright in Cyberspace: Don’t Throw Out the Public Interest with the Bath Water”, Annual Survey of American Law, 1994, págs. 403-414, passim ; R. S tallman , “Reevaluating Copyright: The Public Must Prevail”, Oregon Law, Review 75, 1996, págs. 291-297, passim ; D. T ussey , “From fan sites to filesharing: Personal use in cyberspace”, Georgia Law Review 35, 2001, págs. 1129- 1193, passim . 35 G insburg resume las posiciones de una y otra parte, de usuarios y grandes titulares ( corporations ) en una palabra: “ greed ” (avaricia): J. C. G insburg , “How Co- pyright Got a Bad Name For Itself”, Columbia Journal of Law & the Arts 26, 2002, págs. 61-64. En el artículo analiza el concepto de “interés público” que usualmente arguyen los exponentes de una y otra parte, y pasa revista a las últimas decisiones de la Corte Suprema en las que se ponderan los derechos e intereses de los distintos afectados. 36 Cfr. J. C. G insburg , “Copyright and intermediate user’s rights”, Columbia VLA Journal of Law & Arts 23, 1999, pág. 67.
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