En 1939, cuando iniciaba la SegundaGuerraMundial con Lázaro Cárdenas en la presidencia de la república, las mujeres estaban por hacer historia en este terreno. El día que cambió la historia El 17 de julio de 1939,María LuisaDehesaGómez Farías se convirtió en la primera arquitecta titulada ennuestro país. Su presencia cambió el juego dentro del mundo arquitectónicoymásmujeresdescubrieronqueeraposible estudiar esta carrera. Para 1965 se habían recibido 119 arquitectas y las cifras han seguido aumentando. Según registros del Portal de Empleo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en 2014 habíamás de 40,000mujeres profesionistas de esta carrera. El papel de la mujer en la construcción del hogar Es importante preguntarnos cuántas mujeres, sin ser arquitectas, han participado en la construcción de sus hogares, escuelas, centros de salud y mercados. En las comunidades de bajos recursos la autoconstrucción es habitual, y ellas han tomado la cuchara y lamezcla para brindar un hogar a su familia. Desde los años sesenta, muchas profesionistas han apoyado con asesoramiento, diseño y capacitación téc- nica a grupos de autoconstrucción encabezados pormuje- res. Este acompañamiento ha permitido la edificación de comunidades enteras. En 1986, este modelo cobró gran importancia en las obras posteriores a los sismos, con la intención de recuperar viviendas para damnificados. Las mujeres no temen ir por todo, desde la obtención del predio, la lucha por servicios básicos y el reconoci- miento institucional de su derecho a la regularización de su propiedad, hasta cavar zanjas, pegar tabiques, pintar, hacer labores de plomería, electricidad o soldar, con la única intención de forjar un patrimonio para ellas y sus hijos. Por otro lado, suelen ser las mujeres quienes mejor entienden las necesidades del hogar, incluyendo aspectos relacionados con el espacio que habita la familia, como ambientación y funcionalidad, razón por la cual su pers- pectiva femenina, desde el momento de la planeación, toma especial relevancia. Las arquitectas en la escuela y el campo laboral La trayectoriade lasmujeres en laacademia fueuncamino sin explorar hasta 1932, cuando las primeras estudiantes ingresaron en la EscuelaNacional de Arquitectura de la UNAM. Para 1940 lohicieronalgunas otras enel Instituto Politécnico Nacional, cursando la carrera de Ingenie- ro-Arquitecto, y en 1955 laUniversidad Iberoamericana tuvo sus primeras inscripciones femeninas.
Al salir al campo productivo, el principal trabajo para el que se les contrataba era el de dibujantes. Sin embargo, fueronconsiguiendopuestos como jefas de taller oal frente de algunas oficinas de arquitectura en el sector público. Esta tendencia continuó en los años subsecuentes. Las historias de las mujeres en la arquitectura son diversas, interesantes y llenas de metas alcanzadas. En representación de sus familias, comunidades, estados, países y, sobre todo, de su género, las siguientes son, enmi opinión, las arquitectas que construyeron nuestro país y se convirtieron en iconos de profesionalismo. La primera de México: María Luisa Dehesa Gómez Farías MaríaLuisa fuepartede la segunda generacióndemujeres inscritas en la carreradeArquitecturade laRealAcademia de San Carlos. En 1937 trabajaba como dibujante en un despacho, motivo por el cual su proyectofinal de carrera se fue retrasando. Para recibirse,María Luisa desarrolló el proyecto de tesis de un Cuartel de Artillería; para su trabajo preliminar recopiló información basándose en hechos y costumbres de la vida real en un cuartel y ela- boró el planteamiento del programa arquitectónico. En supropuesta realizó alternativamente un estudio anexo sobre la vida de lamujer delmilitar yunestudiode orden social sobre el hogar del soldado. El propósito de este planteamiento era cumplir con los requerimientos profesionales ymejorar la vida de las personas. Las instalaciones debían ser funcionales para las actividades que se realizan en una casa habitación, tener la ubicación adecuada cerca de molinos de nixtamal y generar unambiente sano para el crecimiento de sus hijos. Antes de comenzar su prolífica carrera en la cons- trucción, María Luisa impartió clases en la Universidad Motolinía, en el Colegio Francés y en la Escuela Central de México, en la Ciudad de México, a nivel secundaria y preparatoria. Ya recibida, se le asignó la elaboración de varias casas habitación, edificios de departamentos, un anteproyecto de la estación de paso en Xalapa, Veracruz, y una iglesia en Ocuilan de Arteaga, en el Estado deMéxico. En 1953 comenzó a laborar en la Dirección de Pensiones Civiles —donde actualmente es el ISSSTE—, y luego ingresó a la Secretaría de Comunicaciones y Obra Pública. Un paso relevante en su carrera fue iniciar su tra- yectoria gremial en 1939 como parte de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, A.C., pero su más grande logro en este ámbito fue ser socia fundadora de Arquitectas Mexicanas, A.C., la primera asociación en nuestro país paramujeres profesionistas en este rubro. La arquitectaMaría Luisa Dehesa Gómez Farías de Millán participó en la primera Conferencia Internacional de Mujeres Ingenieras y Científicas. Asimismo, recibió importantes reconocimientos y distinciones.
► ► La autora es doctora en Arquitectura. Puede ser contactada en el correo electró- nico: maru73cu@yahoo.com
Arquitectas pioneras en México
POR MARÍA EUGENIA HURTADO AZPEITIA
A poco más de 80 años de que María Luisa Dehesa Gómez Farías se convirtiera en la primera arquitecta mexicana, el presente documento hace un merecido reconocimiento a las pioneras de esta disciplina en nuestro país. A lo largo del texto se recupera la obra de mujeres profesionistas que, desde su trinchera como arquitectas, urbanistas o agrimensoras, “hicieron ciudad”; ya sea colaborando con el incipiente desarrollo de la vivienda social en nuestro país o con la mejora del equipamiento urbano.
Reconocimiento tardío Lasmujeres han sido pieza fundamental en la construccióny desarrollo arquitectónico de las ciudadesmás importantes de México. Tantoen laobrapública comoen laprivada, lasmujeres arquitectas handejadounahuella indeleble, auncuando, hasta nuestros días, no haya habido una sola heredera del poder y la gloria en el área proyectual mexicana. El reconocimiento, además de escaso, sigue confinado al ámbito doméstico. Por ello es importante contar el papel que lasmujeres handesem- peñado en esta historia. Con todo y todo, desde mediados del siglo XX, mujeres han sido parte de proyectos tan importantes en nuestro país como el conjunto urbano de Nonoalco-Tlatelolco y Ciudad Universitaria, por mencionar algunos. En la arquitectura, como en todos los campos profesionales, la incorporación de las mujeres fue lenta y complicada. Aun así, grandes exponentes han destacado desde hacemás de 80 años en esta profesión y hoy hay excelentes arquitectas que disfrutan los frutos sembrados por las pioneras.
¿Cómo hacen lasmujeres arquitectas para sortear las dificultades de esta profesión, sumadas a las de género? ¿Cuáles son los campos en que más se desempeñan? ¿Conqué sacrificios y recompensas se topanenel ejerciciode suprofesión? ¿Encontra- rán, en un futuro cercano, más oportunidades de participar en la construcciónydesarrollodenuestro país?Estas ymuchas otras preguntas rondabanpor mi mente en 1997, cuando escribía mi tesis para obtener el grado deMaestra por la UNAM. Mi propósito con dicha investigación era dar a conocer la trayectoria de lasmujeres en este ámbito, de 1932—año en que ingresan a la EscuelaNacional deArquitectura las tres primeras alumnas—a 1994, el año que corría cuando inicié este trabajo. Luego de 26 años, retomo aquel documento y presento aquí una breve síntesis.
122 RVI • año 4, número 1 • noviembre de 2020 • 6 páginas • ISSN 2594-0767 • Infonavit, México
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