Vivienda Infonavit-Género y Covid 19. Noviembre 2020

Uso diferenciado del espacio urbano por razones laborales entre mujeres de distinto perfil demográfico. Análisis espacial en la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM)

POR MALINALLI HERNÁNDEZ-REYES

Este artículo expone los resultados de un análisis comparativo que incluye datos espaciales de la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM), México. El objetivo es conocer si rasgos demográficos como estado conyugal, número de hijos o edad del hijo más pequeño guardan nexos con la situación geográfica, respecto de la vivienda, del trabajo remunerado femenino. El cotejo de longitudes y concentraciones de mujeres entre viajes vivienda-trabajo productivo permitió elaborar algunas conclusiones: las mujeres de la ZMM con menores oportunidades de alejarse de su vivienda por motivos laborales son aquellas que viven en pareja, aquellas con más de un hijo, y aquellas con por lo menos un hijo pequeño. Esto es, mujeres propensas a experimentar una segregación espacial urbana a razón de su actividad económica. Para la mujer, dichas condiciones implican cargas considerables de trabajo reproductivo y, conforme la carga aumenta, la distancia vivienda-trabajo productivo tiende a disminuir.

► ► La autora es estudiante del Doctorado en Estudios Humanísticos del Instituto Tecnoló- gico y de Estudios Superiores de Monterrey. Puede ser contactada en el correo electró- nico: malinallih@yahoo.com

La discriminación de la mujer en el ámbito económico, debido a su atadura a la actividad doméstica y de cuida- do, es afianzada, entre otras cosas, por su exclusión en el diseño y construccióndel espaciourbano, reproductor de ladivisiónsexual del trabajomediante la separación física de zonas residenciales y centros de trabajo (Darke, 1998). La vasta extensión urbana que hoy conocemos como metrópoli es consecuencia de la migración masiva del campo a la ciudad impulsada por la Revolución indus- trial durante el siglo XIX. A partir de este movimiento poblacional, las ciudades crecieron desordenada y caóti- camente, sin considerar las necesidades básicas de habi- tabilidad relacionadas con la dignidad humana, como la higiene (García, 2016). Con la finalidad de poner orden al crecimiento des- controlado, a principios del siglo XX surgió el urbanismo, disciplina fundamentada en el pensamiento iluminista, positivista y racionalista de la época. La naturaleza de su interés de estudio era francamente ordenadora, al tiempo que colaborativa con el capitalismomonopolista, su patrocinador. Su estrategia principal fue la zonifica- ción funcional, que diferenció el uso del suelo urbano en

residencial, industrial, comercial/de esparcimiento y de comunicación, basado en los requerimientos primordia- les de habitar, trabajar, descansar y circular (Mumford, 1961; Lefebvre, 1978; Lezama, 2014; García, 2016). Asimismo, la división del espacio urbano propuesta por el incipiente urbanismo ha afectado de forma des- igual a varones y mujeres. Esto se debe a la concepción patriarcal que argumenta que los atributos naturales del hombre son brindar protección y ser la fuente del ingreso económico familiar (es decir, las actividades de producción), mientras que a la mujer se le atribu- yen los papeles de madre, cuidadora y esposa (es decir, actividades de reproducción). Dicha división de género es fundamental a la hora de ubicar a las mujeres en el ámbito doméstico, excluyéndolas de la esfera pública (Moser, 1989; McDowell, 2000; Beauvoir, 2005; Valcárcel, 2009). La combinación entre las nociones patriarcales y la demarcación física de las zonas laborales y residencia- les de la ciudad reconfiguró la ya instalada separación espacial entre varones ymujeres, en donde las tareas pro- ductivas y reproductivas son llevadas a cabo en espacios

diferentes, distantes y poco relacionados entre sí (Jacobs, 1961; Saborido, 1999; Connell, 2005; Mercadé, 2007). La baja relación entre las zonas urbanas, aquí llamada división funcional de la ciudad, conduce a las personas a hacer uso del espacio urbano de manera diferente, ya que las enfrenta, en mayor o menor grado, a la fricción de la distancia y al principio del retorno, cuyo nivel de influencia depende de aspectos como la edad, la clase social, la actividad primaria, el género, etcétera (Ellegard y Vilhelmson, 2004; Næss, 2006). La fricción de la distancia y el principio del retorno se basan en la limitación espacial que los individuos experimentan en su radio de acción a nivel urbano en la realización de sus actividades cotidianas, cuyas ubi- caciones componen un patrón de desplazamiento par- ticular (Ellegard y Vilhelmson, 2004). Tales conceptos condicionan a dicho patrón, ya que lo atan a ciertos focos geográficos, de entre los que destaca la vivienda como “centro de operaciones” al que siempre se habrá de regre- sar. Así, entremás nos alejemos de la vivienda, más dis- tancia tendremos que recorrer al regresar a ella (Ellegard yVilhelmson, 2004; Næss y Jensen, 2004; Næss, 2006).

Debido a que las responsabilidades domésticas y de cuidado de la mujer se vinculan fuertemente al espa- cio físico del hogar, se ha reconocido que la fricción de distancia y el principio del retorno impactan en mayor medida al género femenino; esta última cuestión afecta, entre otras cosas, a la ubicación de su trabajo retribuido (Madden, 1981; Hanson y Pratt, 1991, 1995; Ellegard y Vilhelmson, 2004; Næss, 2006). Ante lo expuesto, es factible relacionar información geográfica respecto del uso femenino del espacio urbano por razones laborales, con datos como el estado conyugal o lamaternidad (Monk yHanson, 1989; Hanson y Pratt, 1995; Salazar, 1999). Esta investigación busca particularmente conocer si los rasgos demográficos de estado conyugal, número de hijos, y edad del hijo más pequeño 1 guardan algún nexo con la situación geográfica del trabajo remune- rado femenino. El interés particular es determinar si existen diferencias de longitud y concentración de mujeres 2 entre los trayectos femeninos vivienda-tra- bajo productivo (viv-TP), a partir de cada una de las variables referidas.

68 RVI • año 4, número 1 • noviembre de 2020 • 8 páginas • ISSN 2594-0767 • Infonavit, México

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