INICIANDO LA CONVERSACIÓN La comunicación es más eficaz cuando todos los participantes tienen una sensación de conexión y colaboración. La mejor forma de conseguirlo es pidiendo permiso. Por ejemplo, podría decir: "Hay algo de lo que últimamente he escuchado en las noticias y esperaba que pudiéramos hablar al respecto por unos minutos. ¿Está bien?" Cuando sea el momento adecuado para dialogar, formule preguntas utilizando “ cómo ”, “ qué ”, y “ por qué ” para ayudar a su hijo o hija a resolver diferentes situaciones que podrían involucrar el consumo de alcohol. Aquí hay algunas formas sólidas de iniciar un diálogo sobre el alcohol: Sé que algunos estudiantes de secundaria han probado el alcohol. Me estaba preguntado... Si tuvieras que adivinar, ¿cuántos jóvenes de tu edad crees que han tomado una bebida que contenía alcohol o han sido pasajeros en un automóvil donde el conductor estaba bebiendo? ¿Cómo crees que les ha ayudado? ¿Perjudicado? ¿Qué crees que son las razones que podrían haber tenido esos jóvenes para beber? ¿Qué consideras que son algunas de las cosas que podrían haber hecho en lugar de beber? ¿Por qué crees que lo hicieron? ¿Por qué crees que no bebieron?
Estas son diferentes a las preguntas que implican un "sí" o "no" como respuesta, como "¿conoces a alguien que bebe?" Las preguntas que comienzan con “ cómo ”, “ qué ”, y “ por qué ” pueden fomentar un intercambio de ideas. Ayudan a los adolescentes a practicar el pensamiento racional sobre los pros y los contras de diferentes alternativas. Las preguntas abiertas les permiten a los chicos desarrollar habilidades de razonamiento que les ayudan a resistir las emociones impulsivas. También puede personalizar las preguntas: “Si estuvieras en su situación, ¿cómo actuarías? ¿ Cómo crees que te afectaría? ¿ Qué son algunas de las cosas que podrías haber hecho en su lugar? ¿ Por qué ?” Las reacciones negativas de un padre o de una madre pueden cerrar la comunicación y dificultar ayudarle a un hijo a resolver problemas y enfrentar situaciones difíciles. Las reacciones negativas de los padres incluyen: Desahogarse en un arrebato de ira No dirigirles la palabra a los hijos y luego afirmar que "todo está bien" Sacar a relucir los fracasos pasados de los hijos Reclutar a otras personas para que apoyen su lado del argumento Comparar a los hijos y preguntar "¿por qué no puedes ser más como tu hermano/hermana?"
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