360 UDEM No.4- Ecoansiedad: Nuestra Paz mental se derrite

LOS “AMIGOS VIRTUALES” SE DAN POR MI LLONES; LOS “DEL ALMA” LOS CUENTAS CON LOS DEDOS DE UNA MANO. EN UN AÑO REGIDO POR EL DISTANCIAMI ENTO F ÍSICO, NO DEBEMOS OLVIDAR LA IMPORTANCIA DEL TÊTE À TÊTE CON NUESTRAS AMISTADES MÁS CERCANAS. SI TI ENES DUDAS, ESTE ARTÍCULO ES PARA TI .

P O R : S A B I N A B A U T I S T A

Mamá. últ. vez hoy a la (s) 12:15

Mamá, ¿puedes pasar por mí a casa de Andy?

09:42

Mamá.

Sí.

09:44

¿Y después podemos llevar a Renata y a Sofi a su casa? 09:47

La veo sumida en el sillón con el celular en la mano. Ya son ocho meses de esta rutina. De la cama al estudio, del estudio a la cocina, de la cocina al sillón. Me acerco y le pregunto si necesita algo. “Nada”, dice aburrida. Y vuelve al celular. ¿Qué es lo que más me extraña? Que no quiera salir. Hace un mes ambas perdimos a un gran amigo víc- tima de este virus moderno que ha matado a miles de personas en el mundo. Fue un gran trabajo mental convencerla de ir al funeral, donde estarían nuestros amigos más cercanos. Finalmente asistimos y el resul- tado fue consolador. Entre conocidos compartimos la pérdida, entre amigos pudimos reír sin dejar de llorar. LA GENERACIÓN QUE NO DUERME ¿Es posible tocar un tema hoy sin hacer referencia a la pandemia? Por más que se intente, parece que no. Y menos si se trata de temas sociales. El comporta- miento de mi hija es igual al tipificado como ansiedad social y la experimentan millones de personas en el mundo, sobre todo la Generación Z, centennials o App Generation.

Mamá.

Ok. 09:50

09:55

D ejar niñas en una casa. Recoger niñas en otra. Los viajes se alternaban entre una mamá y otras para hacer los menos viajes posibles, pero ellas, las amigas, siempre iban juntas. Así fue durante casi 16 años. Hace ocho meses, las mamás dejamos de ser choferes, anfitrio- nas, tías y la actividad social se detuvo. Hoy mi auto vacío descansa en la cochera y mi ce- lular no suena pasada la media noche para escuchar al otro lado la tímida petición. Reconozco que, al prin- cipio, fue un alivio que mi hija no saliera de casa. Al- gunos fines de semana incluso fue reparador no estar despierta esperando la hora para ir a recogerla. Antes no me podía dormir esperando. Ahora, aunque sé que está en casa todo el tiempo, tampoco puedo dormir. No estoy tranquila.

53

Made with FlippingBook Online newsletter