360 UDEM No.4- Ecoansiedad: Nuestra Paz mental se derrite

V E R A T U S A M I G A S Y A M I G O S E S I M P O R T A N T Í S I M O VER A TUS AMIGAS

Y AMIGOS ES IMPORTANTÍSIMO (Y MÁS EN 2021)

Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Sur y la de Huazhong afirma que los centennials , mucho más empáticos y preocupados por el medio ambiente, tienen miedo de salir y enfermarse, pero no por ellos, sino por sus familias. Nativos digitales, se sienten cómodos en sus casas y no quieren salir a menos que sea estrictamente necesario. Así se pasan horas conectados viendo la vida pasar por una panta- lla, sin experiencias reales. Al sentirse sumamente responsables, tienen pavor de ese enemigo invisible que acecha como si viviéra- mos en las cavernas. Además, en 2020 hay un nuevo condicionante: el portador del peligro pueden ser sus amigos o familiares… o uno mismo. También se han vuelto intolerantes y señalan a quienes no usan cubrebocas o van a fiestas, usan plástico o comen animales. Puede volverse una gene- ración asustadiza y radical. ¿Por qué? El aislamiento hace mella en sus pocos años de vida y me pregunto si hay algo que los adultos, más resilientes, podamos hacer para atenuar tanta angustia. Me parece que sí. Pero habrá que volver a lo básico: reconocer el verda- dero valor de la amistad. NUESTROS AMIGOS, LOS GRIEGOS Para Sócrates, ese filósofo que solo sabía que no sa- bía, un amigo no puede definirse por algo concreto, es decir, “no se sabe que el amigo es”. Solo “sentimos” que nuestra alma está indisolublemente ligada a la de él o ella, aunque racionalmente no sepamos explicar por qué es nuestra amiga o amigo del alma. A los hermanos los impone la sangre, pero a los amigos los elegimos nosotros. Y cuando pasan los años y revisamos el porqué de la amistad, esta pue- de suceder por múltiples motivos. En la obra Lisis —mejor conocida como Sobre la amistad— , Platón

señala el destino que nos une con nuestros amigos: “Siempre hay un dios que lleva al semejante junto al semejante”… o dicho en mexicano: “Dios los hace y ellos se juntan”. Si bien al principio a los amigos los queremos por- que nos caen simpáticos o nos resultan atractivos, conforme la relación se estrecha percibimos que los necesitamos más que a nuestra propia familia, sen- cillamente porque con ellos podemos ser quienes so- mos real e idealmente. Para Sócrates, “la amistad solo puede darse, enton- ces, entre buenas personas, quienes pueden confiar en sí mismas y por ello las unas en las otras. En este sentido, puede afirmarse que precisamente los buenos son aquellos que son útiles el uno al otro, es decir, que se prestan ayuda mutuamente y que, consecuen- temente, se requieren o desean el uno al otro”. Aristóteles, por su parte, en Ética a Eudemo , deja apuntada una de sus frases más famosas: “Conside- ramos que el amigo está entre los mayores bienes y que la falta de amistad y la soledad son lo más te- rrible”. Desde el punto de vista filosófico, los amigos son buenos para nosotros, pero para la ciencia, no son solo buenos, sino esenciales para darle sentido y continuidad a la vida misma. EL ESLABÓN PERDIDO En su libro Sapiens (2011), Yuval Noah Harari hace un especial énfasis en las habilidades de nuestra espe- cie para el chisme. Este murmullo constante entre los miembros de un clan hizo que pudiéramos comunicar quién era confiable y quién no. Solo en la complicidad era (y es) posible ponerse, primero, de acuerdo, y pos- teriormente, a salvo de los peligros. Y sí, del cuchicheo salían los comportamientos deseables y desleales; for- jaba alianzas y complicidad.

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