360 UDEM No.4- Ecoansiedad: Nuestra Paz mental se derrite

E S P E C I A L C I N E Y C I E N C I A F I C C I Ó N

12 MONOS (1995)

EL PLANETA DE LOS SIMIOS (1968)

distópica que los mismos personajes de la historia tratan de evitar experimentando con los viajes en el tiempo. Un elemento destacable que comparten ambas obras, además de los ya mencionados, es la paradoja de que, por tratar de evitar un evento, terminan provocándolo, así que tal vez sea prudente aquí mencionar el concepto de la inevi- tabilidad: hay cosas que simplemente tienen que suceder y la historia de la humanidad es la prueba adyacente de ello. Actualmente, y a manera de broma, se les adjudica a los escritores de Los Simpson ser viajeros del tiempo por su ca- pacidad de predecir con gran exactitud eventos clave a nivel mundial. La realidad es que estas expresiones cinematográ- ficas y televisivas, como las películas de ciencia ficción que nos muestran posibles futuros bastante acertados, son un re- flejo de realidades que ya hemos vivido. No es que predigan el futuro, es que estudian el pasado y analizan el presente, permitiendo al espectador proyectarse en lo que parece una premonición que eventualmente “nos alcanza”. Ya hemos estado aquí antes, y como en las películas, el panorama resulta aterrador. Sin embargo, es precisamente esta misma razón la que nos debe dar algo de esperanza. Si la humanidad ya se ha enfrentado a situaciones distópicas y apocalípticas, confrontando sus peores temores y ha salido adelante, aunque sea doloroso, tenemos motivos para creer que también saldremos adelante esta vez. Otra cosa que nos ha enseñado el mismo cine es que el futuro no está escrito. “No hay destino, sino el que hacemos nosotros mismos”, dice Sarah Connor en Terminator 2: el jui- cio final (1991). Solo el tiempo lo dirá.

nocimiento, se pueden crear historias ficticias que represen- tan una realidad tan acertada y cercana a la nuestra que da miedo. Esa es otra clave. ¿A qué le tememos? ¿Cuáles son los temores más profundos de la humanidad? Ambas películas, El planeta de los simios: confrontación y 12 monos , son variaciones de otras historias con los mismos tópicos que siempre están en nuestra geografía mental: la extinción de la raza humana, la vanidad del hombre castiga- da por los dioses con un apocalipsis, la evolución, el eterno retorno, el miedo a la muerte y la incertidumbre de entender que no sabemos nada y no somos nadie, ante las posibilida- des infinitas de un futuro realmente impredecible que siem- pre tratamos de controlar. En la película original de 1968 de El planeta de los si- mios , protagonizada por Charlton Heston y dirigida por Franklin J. Schaffner, no es un virus lo que destruye a la raza humana, si no una guerra nuclear. Esto lo descubre con horror el protagonista al final de la misma película. Aunque la novela homónima, escrita por Pierre Boulle en 1963, ter- mina completamente diferente, ambas historias confrontan al ser humano con la posibilidad de ser exterminado y/o dejar de ser “el amo del universo”, enfrentándolo así a los temores antes mencionados. De igual manera, en La Jetée (1962), cortometraje expe- rimental de ciencia ficción dirigido por Chris Marker, y que sirve de inspiración para la película de 12 monos , también es una guerra mundial lo que ha arrasado la superficie terrestre y, para evitar los efectos de la radioactividad, la población que ha sobrevivido se refugia en el subsuelo. Una pesadilla

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