EH3953 TAMPS 05SEP2025 WA

ESCENA/31

el horizonte

Fin de semana del 5 al 7 septiembre de 2025

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER INDÍGENA ¡TIENE UNA NUEVA EXPO! Esta noche se

inaugura en el Museo de Historia Mexicana la muestra titulada Taltikpak Nantsim. Madre Tierra

REDACCIÓN El Horizonte E

l Museo de Historia Mexica- na invita a la inauguración de la exposición Taltikpak Nantsin. Madre Tierra, que se realizará hoy a las 19:00 horas, en el vestíbulo.

La muestra, producida por Zi- huame A.C., reconoce el papel fun- damental de las mujeres masehua- les de la Sierra Norte de Puebla, en la preservación de los saberes an- cestrales y el cuidado de la natura- leza. Se presenta en el marco del Día Internacional de la Mujer Indíge- na, que se conmemora cada 5 de septiembre en memoria de Barto- lina Sisa, líder aymara ejecutada en 1782 por luchar contra la opresión colonial.

El título de la exposición provie- ne del náhuat: Taltikpak Nantsin traducido como “Madresita Tierra”. A través de la organización Mase- hual Siuamej Mosenyolchicahua- ni, que en náhuat se traduce como mujeres indígenas que se apoyan. La exposición, que estará abier- ta hasta el 3 de octubre, permite co-

nocer prácticas como la milpa, el te- mascal, el cafetal, las hortalizas y el uso de plantas medicinales, que re- flejan la unión entre la vida cotidia- na y una profunda cosmovisión de respeto hacia la tierra. En la inauguración, se ofrece- rá la conferencia Guardianas de la Madre Tierra: La importancia de

los Saberes Ancestrales de Mujeres Indígenas en México , con la partici- pación de Emilia Arroyo, presiden- ta de la cooperativa Masehual Siua- mej Mosenyolchicauani y promo- tora cultural de la comunidad ma- sehual. Estará también Mariana Bur- gueño, autora de la exposición

Taltikpak Nantsin y gestión de las alianzas empresariales y eventos en Zihuame Mochilla; y Carmen Marín, Miembro del Consejo Di- rectivo de Zihuame Mochilla A.C. y cocinera tradicional de la comuni- dad otomí. La exhibición permanecerá has- ta el domingo 3 de octubre.

Siguiendo al Papa El Papa León XIV: La sed del crucificado no es sólo la necesidad fisiológica de un cuerpo destrozado. Es también y, sobre todo, la expresión de un deseo profundo: el de amor, de relación, de comunión. Del 29 de agosto al 4 de Septiembre del 2025 (VIS) POR ANAM CARA

sino liberador. Es el camino para salir de la ocultación del pecado, para vol- ver al espacio de la comunión. Desde el principio, el pecado ha generado vergüenza. Pero el per- dón, el verdadero, nace cuando podemos mirar de frente nues- tra necesidad y ya no temer ser rechazados. La sed de Jesús en la cruz es entonces también la nuestra. Es el grito de la humani- dad herida que sigue buscando agua viva. Y esta sed no nos aleja de Dios, sino que nos une a Él. Si tenemos el valor de recono- cerla, podemos descubrir que también nuestra fragilidad es un puente hacia el cielo. Precisa- mente en el pedir —no en el po- seer— se abre un camino de li- bertad, porque dejamos de pre- tender bastarnos a nosotros mis- mos. En la fraternidad, en la vida sen- cilla, en el arte de pedir sin ver- güenza y de ofrecer sin cálcu- lo, se esconde una alegría que el mundo no conoce. Una alegría que nos devuelve a la verdad ori- ginal de nuestro ser: somos cria- turas hechas para dar y recibir amor.

ra confiada a los demás, incluso cuando son hostiles y enemigos. La salvación no está en la auto- nomía, sino en reconocer con hu- mildad la propia necesidad y sa- ber expresarla libremente. El cumplimiento de nuestra hu- manidad en el diseño de Dios no es un acto de fuerza, sino un gesto de confianza. Jesús no sal- va con un golpe de efecto, sino pidiendo algo que por sí solo no puede darse. Y aquí se abre una puerta a la verdadera espe- ranza: si incluso el Hijo de Dios ha elegido no bastarse a sí mis- mo, entonces también su sed — de amor, de sentido, de justicia— no es un signo de fracaso, sino de verdad. Esta verdad, aparentemente tan simple, es difícil de aceptar. Vivimos en una época que pre- mia la autosuficiencia, la eficien- cia, el rendimiento. Sin embargo, el Evangelio nos muestra que la medida de nues- tra humanidad no la da lo que podemos conquistar, sino la ca- pacidad de dejarnos amar y, cuando es necesario, también ayudar. Jesús nos salva mostrán- donos que pedir no es indigno,

AUDIENCIA GENERAL.- Q momento más luminoso y a la vez más oscuro de la vida de Je- sús, el Evangelio de Juan nos en- trega dos palabras que encie- rran un misterio inmenso: «Tengo sed» (19,28), e inmediatamente después: «Todo está cumplido» (19,30). Palabras últimas, pero cargadas de toda una vida, que revelan el sentido de toda la existencia del Hijo de Dios. En la cruz, Jesús no ueridos hermanos y her- manas, en el centro del relato de la pasión, en el aparece como un héroe victo- rioso, sino como un mendigo de amor. No proclama, no condena, no se defiende. Pide, humilde- mente, lo que por sí solo no pue-

no de nosotros puede bastarse a sí mismo. Nadie puede salvarse por sí mismo. La vida se «cum- ple» no cuando somos fuertes, sino cuando aprendemos a reci- bir. Y precisamente en ese mo- mento, después de haber recibi- do de manos ajenas una esponja empapada en vinagre, Jesús pro- clama: «Todo está cumplido». El amor se ha hecho necesita- do, y precisamente por eso ha llevado a cabo su obra. Esta es la paradoja cristiana: Dios salva no haciendo, sino dejándose hacer. No venciendo al mal con la fuer- za, sino aceptando hasta el fon- do la debilidad del amor. En la cruz, Jesús nos enseña que el ser humano no se reali- za en el poder, sino en la apertu-

de darse de ninguna manera. La sed del crucificado no es sólo la necesidad fisiológica de un cuerpo destrozado. Es tam- bién y, sobre todo, la expre- sión de un deseo profundo: el de amor, de relación, de comunión. Es el grito silencioso de un Dios que, habiendo querido compar- tir todo de nuestra condición hu- mana, se deja atravesar también por esta sed. Un Dios que no se avergüen- za de mendigar un sorbo, por- que en ese gesto nos dice que el amor, para ser verdadero, tam- bién debe aprender a pedir y no sólo a dar. «Tengo sed», dice Jesús, y de este modo manifiesta su humani- dad y también la nuestra. Ningu-

Made with FlippingBook Ebook Creator