RESUMEN EJECUTIVO
Con respecto a las métricas, el punto de arranque ha sido el estudio de los antece- dentes en una doble dirección. Por un lado, y dado que la métrica propuesta se apoya en el andamiaje de la Encuesta de Innovación Comunitaria (CIS en la terminología anglo- sajona), el estudio realiza un análisis de su evolución en sus sucesivas oleadas respecto a la innovación no-tecnológica en general, y de la innovación abierta, social y de servicios en particular. Por otro lado, se han destacado los principales precedentes de métricas ad hoc de innovación abierta/social/de servicios. Por lo que a la primera de las cuestiones se refiere, los mayores logros en la CIS se han conseguido en la ampliación del concepto de innovación hacia su consideración como fe- nómeno no (necesariamente) tecnológico, y la inclusión de los servicios como objeto de medición. Por el contrario, las dimensiones de innovación abierta e innovación social re- gistran una cobertura ciertamente limitada, a pesar de que en la CIS de algunos países sus cuestionarios incorporan alguna cuestión adicional en estos ámbitos (como en el caso de Finlandia, que aborda de manera bastante exhaustiva el papel del usuario en la genera- ción e incorporación de la innovación). En cuanto a lo segundo, los dos ejemplos más visibles de métricas para la innovación abier- ta son los de la Encuesta Fraunhöfer-Berkeley (2013) y la Encuesta sobre Nuevos Modos de Innovación: Prácticas Empresariales Estraté- gicas y de Gestión e Innovación Abierta UK- IRC (2010). Mientras que la primera tiene una estructura más similar a la CIS por cuanto agrupa los indicadores en torno a las cinco categorías tradicionales de actividades, fuen- tes, objetivos, barreras e impactos, la segunda se focaliza en los ámbitos de las actividades de innovación, tanto formales como informa- les. Se trata, en ambos casos, de incursiones
interesantes que lamentablemente no tuvie- ron desarrollos posteriores.
Por lo que a las métricas de innovación social se refiere, de su estudio se infieren tres ras- gos principales: a) su complejidad, asociada a la multitud de enfoques y trayectorias bajo las que se ha estudiado el fenómeno y la di- ficultad para acotarlo, b) su alto grado de fragmentación, especialmente en lo relativo a la unidad muestral utilizada y la medición de los impactos; y c) su sesgo evidente hacia la medición macro y no micro. Finalmente, en relación con la innovación en servicios, son escasas las aproximaciones ad hoc de este fenómeno, dado que en la propia CIS se reconocen como actividades plenamente innovadoras. Conviene subrayar, en todo caso, el European Service Innovation Scoreboard (ESIS) , como métrica impulsada por la Comisión Europea en 2014 orientada a capturar el “poder transformador” de la in- novación en servicios, si bien parece no ha- ber tenido recorrido alguno desde 2015. En definitiva, de todo lo anterior se deriva que el sistema estadístico actual parte de un modelo de innovación tradicional, tanto en lo referente a la definición como a la in- troducción de nuevas formas de innovación. Existen, además, problemas de definición de la unidad muestral/unidad estadística ac- tual, no sólo por el hecho de que las métricas están fundamentalmente diseñadas para ser contrastadas sobre las empresas (con ánimo de lucro), sino también por su orientación casi exclusiva sobre las actividades/produc- tos, y no tanto sobre las capacidades (ca- pabilities) de las unidades estadísticas. En tercer lugar, se aprecian también problemas en la definición de los indicadores y, sobre todo, en la consideración de las distintas ca- tegorías de innovación que frecuentemente
MÉTRICA DE INDICADORES DE INNOVACIÓN NO-TECNOLÓGICA (MINT): PROPUESTA DESDE LA INNOVACIÓN DE SERVICIO, LA INNOVACIÓN ABIERTA Y LA INNOVACIÓN SOCIAL
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