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Mi Viaje De Niño Venezolano a Abogado Americano
a cambio del salario mínimo. Descubrí que me encantaba ganar dinero por mi cuenta y poder contribuir a mi familia, así que encontré un trabajo diferente en el que podía ganar más. Era un trabajo de hostelería en el que ganaba 6 dólares por hora y me daban otra lección de trabajo duro. Fue allí, a los 15 años, donde aprendí que no bastaba con trabajar duro cuando se estaba en el trabajo; ¡hay que llegar a tiempo! Mi patrón me dijo una vez: “Louis, si llegas temprano, llegas a tiempo. Si llegas a tiempo, llegas tarde. Si llegas tarde, no te molestes en aparecer”. A partir de ese momento, fui diligente en llegar al trabajo a tiempo y lentamente fui ascendiendo a un puesto de dirección dentro de la empresa. Finalmente, me dirigí al propietario para que me diera una participación en la empresa y como no estaba de acuerdo, supe que tenía que considerar otras opciones. Crecí profesionalmente mientras administraba eventos de restauración y ayudaba a aumentar las ventas de la compañía a más de un millón de dólares. Hasta el día de hoy, tengo una gran relación con mi antiguo patrón y valoro las innumerables lecciones que tanto él como la empresa me enseñaron. Después de 10 años en la restauración, tenía 25 años y tuve que considerar mis otras opciones. El primo con el que crecí compartiendo habitación era abogado, y durante años, también había pensado en ese camino. No estaba seguro de estar preparado, pero sabía que tenía que dar el paso, como había hecho mi familia cuando tenía 9 años. En 2011, me mudé a Orlando y me inscribí en la escuela de leyes de Florida A&M. El verano siguiente, tuve la suerte de hacer una pasantía en un pequeño bufete de
Nunca olvidaré que inmigré a los Estados Unidos en 1994. Tenía 9 años, y mi familia hizo las maletas ese Julio, despidiéndose de nuestra pequeña comunidad Judía en Caracas, Venezuela. Vendimos todo, metimos toda nuestra vida en siete maletas, y nos mudamos con mi tía y mis primos a la Florida. Estábamos a 1700 millas de nuestra casa y en un país donde no hablaba el idioma principal. ¿Pero qué era lo peor? ¡No tuve vacaciones de verano! Mi escuela en Venezuela terminó en julio, pero la escuela en los EE. UU. comenzó la primera semana de Agosto. ¡Incluso de adulto, todavía siento que me deben esas vacaciones de verano perdidas! Hablando en serio, mudarme a los Estados Unidos fue un gran cambio para mí a los 9 años. Mi familia de cuatro miembros se mudó a una casa de tres habitaciones con mi tía, mis dos primos y mi abuela. Tuve que aprender completamente el Inglés, y de repente compartía una habitación con mi primo y mi hermana. Sin embargo, después de haber vivido todo eso, creo que esta gran transición marcó todo el curso de mi vida; sin ella, no estaría donde estoy hoy. Después de inmigrar, mi padre emprendió su propio negocio de máquinas expendedoras y consiguió muchos otros trabajos. Vi cómo mi padre pasaba infinidad de horas trabajando, sacrificando tiempo con la familia, para que pudiéramos tener una vida mejor. Me enseñó el valor del trabajo duro, y también me mostró lo que significaba ser empresario. (Además, siempre teníamos tentempiés y refrescos en la casa. ¿Qué niño no querría eso?) Me tomé muy en serio la ética de trabajo de Papá, y a los 14 años, estaba embolsando productos alimenticios en el Winn-Dixie local
abogados. Aprendí mucho durante el tiempo que estuve allí. Aprendí sobre el valor y la determinación que se necesita para luchar por los clientes, y lo llevé conmigo a un bufete más grande durante cuatro años. En este bufete, supervisé miles de casos de clientes y recuperé millones de dólares para las víctimas de lesiones personales. Mis ojos se abrieron al mundo de las lesiones personales, y adquirí una experiencia inestimable durante mi tiempo allí. También me di cuenta de que podría tener un mayor peso en mi comunidad si me iba por mi cuenta. Fundé Abogado Louis porque quería luchar por la gente común. Amo a mi comunidad Latina, pero creo en ofrecer mi asesoramiento legal y liderazgo a todas las comunidades. Me esfuerzo por retribuir tanto dentro como fuera del tribunal, por lo que soy voluntario y apoyo a las organizaciones sin fines de lucro locales. Es gracias a su confianza y apoyo que he podido llegar hasta aquí. En este año de pandemia en el que muchas personas que quiero y me importan han perdido sus trabajos, mi compromiso es seguir luchando
por la gente común y ayudar a esta comunidad que tanto me ha dado.
Desde ser testigo de la ética de trabajo de mi padre hasta aprender de los mentores profesionales que me convirtieron en el líder que soy hoy, llevo todas estas lecciones conmigo para ayudar a luchar por usted y su familia.
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