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22/FINANZAS

el horizonte

Martes 24 de junio de 2025

Pese a turbulencias, economía mexicana avanza durante abril

REDACCIÓN El Horizonte

ES TODO UN LUJO Tan solo el outfit, es decir, el vestido o traje que utiliza el graduado, tiene un costo promedio de $1,300 pesos

En abril de 2025, la economía mexicana logró avanzar pese al escenario complejo que se vive a nivel global. Y es que, el Indicador Glo- bal de la Actividad Económi- ca (IGAE) elaborado por el Ine- gi, muestra que creció 0.54% en abril respecto al mes anterior, después de que en marzo tuvo una ligera contracción de 0.18 por ciento. Con esto, la tasa de crecimien- to anual del IGAE se aceleró a 1.38%, la mayor tasa desde julio del 2024. No obstante, en lo que va del año, el indicador acumula ape- nas un avance anual de 0.51%, que aunque es la mayor que se ha observado en estos primeros cuatro meses, es menor a lo que se observó en el 2024. “Se pone en evidencia la des- aceleración de la actividad eco- nómica, que ha estado perdien- do dinamismo desde finales del 2024. No obstante, es importan- te mencionar que la economía sigue creciendo, solo que a una

Saldrán casi 20% más caras las graduaciones

$800, entrega de papeles $1,000, un paquete de fotografías $600 y el convivio del menor en su sa- lón $350 pesos. Por su parte, para quienes concluyen el bachillerato o li- cenciatura, los costos se elevan considerablemente, alcanzan- do un promedio de $18,100 pe- sos, un aumento del 19% frente a 2024. “Lejos del protocolo de cele- bración académica, se encuen- tran los festejos de graduación que exigen un elevado gasto producto de una cultura consu- mista”, resaltó Cuauhtémoc Ri- vera, presidente de ANPEC.

BRENDA GARZA El Horizonte

Las graduaciones también se es- tán viendo afectadas por el alza en precios a nivel nacional. Y es que, de acuerdo con la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) una gra- duación de educación básica alcanza un costo promedio de $6,850 pesos, un alza de 18% res- pecto a lo que costó en 2024. El gasto incluye seis bole- tos para la fiesta de graduación $2,100, “outfit” (vestido o traje para el graduado) $1,300, zapa- tos $700, peinado y maquillaje

ACELERA EXPANSIÓN En abril, la tasa de crecimiento anual del Indicador Global de la Actividad Económica se aceleró a 1.38%, según cifras del Inegi

tasa más baja que como lo hizo antes", explicaron analistas. A tasa anual, el crecimiento del IGAE de 1.38% se debió prin- cipalmente al crecimiento de 2.17% del sector terciario, lide

rado por los servicios profesio- nales, científicos y técnicos con 11.25%, los servicios de apoyo a negocios con 9.79% y el comer- cio al por menor con 6.90%, la mayor tasa desde junio del 2023.

¿Qué hacer cuando no se puede hacer nada?

COLUMNA ESPIRITUALIDAD POR RON ROLHEISER

¿Qué haces cuando UNA HERIDA O UNA PÉRDIDA te deja desesperanzadamente desconsolado y no hay NADA que puedas HACER para ENMENDAR la situación? A demás ¿qué haces o dices cu- ando intentas consolar a alguien paralizado por la pérdida? Por ejemplo, ¿qué le dices a alguien

tienes buenas intenciones; pero eso es lo último que necesito oír hoy». Las palabras de fe que nos decimos unos a otros ante la amarga pérdida y la muer- te son ciertas. Esta mujer, sin duda, esta- ba en un lugar mejor. Pero en un momento de profundo dolor, las palabras no tendrán mucho impacto emocional ni psicológico. Entonces, ¿qué podemos ofrecer a los demás en situaciones como estas? ¿Qué pueden ofrecernos cuando el dolor nos paraliza? Podemos ofrecer nuestra impo- tencia, nuestro ser silenciado, nuestra inca- pacidad de decir o hacer algo que alivie la pesadez. Y quizás nada sea tan fructífero en una situación trágica como la empatía que surge de la impotencia mutua. Todavía podríamos pronunciar palabras de fe, pero debemos aceptar que solo darán su fruto completo más adelante. Lo que nuestro ser silenciado por el do- lor dice en momentos de impotencia es lo que dicen tanto el Libro de las Lamenta- ciones como el poeta Rilke: a veces, todo lo que puedes hacer es poner la boca en el polvo y esperar; al hacerlo, estarás devol- viendo tu pesadez a la tierra misma. Paradójicamente, aceptar la pesadez pue- de ser lo único que nos levanta el ánimo.

vel más profundo ya sentimos cierta paz, incluso con su partida. Sin embargo, hay pérdidas en las que, durante un tiempo después, no hay con- suelo ni palabras (por muy verdaderas y llenas de fe que sean) que alivien la amar- gura y el dolor de nuestra pérdida. Por ejemplo, he visto esto a veces en el fune- ral de alguien que se suicidó. En ese mo- mento desgarrador, no hay nada que po- damos hacer ni decir para levantar el áni- mo de los seres queridos que quedan y están de luto. Las palabras necesarias, las que expresan nuestra fe y nuestra es- peranza, serán útiles más adelante, pero pierden su fuerza existencial cuando el dolor es tan intenso. Recuerdo un funeral al que asistí hace va- rios años. La mujer de la que nos despe- díamos había fallecido de cáncer, joven aún, a principios de sus cincuenta. Como era de esperar, su esposo estaba descon- solado. En la recepción, después del servi- cio religioso, uno de sus amigos cercanos, tratando de animarlo, le dijo: «Está con Dios; está en un lugar mejor». A pesar de ser un hombre de fe y de haber salido de un servicio religioso que celebraba públi- camente esa fe, su respuesta fue: «Sé que

rra misma. Es curioso que podamos aceptar esas palabras, y la paciencia que estas piden, cuando el dolor que nos aflige es físico en lugar de emocional y psicológico. Por ejemplo, si tenemos un accidente y nos fracturamos una pierna gravemente, sim- plemente aceptamos que, sin importar la frustración, estaremos incapacitados du- rante varias semanas o meses, y no hay nada que podamos hacer al respecto. Sim- plemente debemos aceptar la situación y dejar que la naturaleza siga su curso. Para nuestra desgracia, no solemos acep- tar las fracturas emocionales y psicológi- cas de la misma manera. Cuando se nos rompe el corazón, queremos una solución inmediata. No queremos que nuestro co- razón esté con muletas o en silla de ruedas durante semanas o meses. Bueno, no todas las pérdidas y desamo- res son iguales. Hay pérdidas menos pa- ralizantes, en las que, a pesar de un duro golpe para el corazón, ya hay elementos de consuelo y sanación presentes. Experi- mentamos esto, por ejemplo, en el funeral de un ser querido que vivió y murió de tal manera que, a pesar de perderlo, en un ni-

que vela junto a la cama de un ser querido que muere joven? ¿Qué le dices a alguien que acaba de perder a un ser querido por suicidio? ¿Qué haces o dices cuando no puedes hacer nada práctico para enmen- dar una situación fracturada? El poeta Rainer Marie Rilke recibió una vez una carta de un hombre que acababa de perder a un ser querido, luchaba contra la desesperación y buscaba desesperada- mente cualquier cosa para evitar que se le rompiera el corazón. Rilke le envió estas palabras: «No tengas miedo de sufrir; toma tu pesadez y devuél- vala al propio peso de la tierra; pesadas son las montañas, pesados son los océa- nos» (Sonetos a Orfeo). Estas palabras evocan las del Libro de las Lamentaciones (3,29), donde el autor sagrado nos dice que, a veces, solo podemos poner la boca en el polvo y esperar. A veces, solo podemos poner la boca en el polvo y esperar. A veces, debemos de- volver la pesadez de nuestro dolor a la tie-

RON ROLHEISER: Sacerdote católico y miembro de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Especializado en Teología en la Universidad de Lovaina, Bélgica. Presidente Emérito de la Escuela de Teología de los Oblatos en San Antonio, Texas. Columnista, conferencista y escritor

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