Gestión y Logística del Mantenimiento de Vehículos

En el pintado de piezas reparadas hay que definir, previamente, el tipo de daño y su clasificación en uno de los cuatro niveles de pintura de reparación en función del análisis visual de los daños que presente (niveles II, III, IV y V, respectivamente). Los niveles II (pintado superficial), III (daño leve), IV (daño medio) y V (daño fuerte) de pintura de reparación están definidos por unos valores, en porcentaje, mínimos o máximos. Los límites en porcentaje que distinguen o acotan cada nivel se definen como la relación entre la magnitud de superficie de la pieza de chapa deformada o dañada (superficie que ha perdido su configuración inicial, indepen- dientemente del grado de deformación que presente, ya que el pintor trabaja sobre una superficie ya reparada por el chapista) con respecto a la magnitud de la superficie a pintar. A pesar de la estrecha relación entre «superficie a enmasillar» y «superficie deformada», ambos conceptos no son iguales. El baremo considera siempre la «superficie deformada» para clasificar los daños en los niveles adecuados. El nivel II no contempla superficie deformada, su asignación dependerá de si se realizan trabajos de pintado superficial (sólo color o color y barniz, en acabados bicapa) o difuminados sobre una o más piezas adyacentes. Un caso especial de aplicación del baremo de pintura es el tratamiento que se debe dar a los arañazos .Un ara- ñazo de pintura es un daño con pérdida de material, por lo que en su reparación deben reponerse las capas afec- tadas. En la asignación del nivel de daño se debe tener en cuenta la profundidad, longitud y extensión del arañazo. Si sólo se ha dañado superficialmente la capa exterior de pintura –el color en el acabado monocapa y el barniz en el bicapa–, se procede a pulir y abrillantar. Así, se unificará la superficie y el arañazo desaparecerá, consiguiendo mantener la pintura original del vehículo. Estos trabajos no están contemplados en el baremo. Si la pérdida de material de la capa exterior es mayor y no se puede eliminar el arañazo por pulido, se realizará un repintado superficial. Por lo tanto, el nivel de daño que se aplica, independientemente de la extensión de la super- ficie dañada, será el II. Finalmente, si el arañazo es tan profundo que se aprecian las capas de fondo o incluso la chapa, se deberán apli- car los diferentes niveles de reparación (III, IV y V), según su extensión. Un arañazo no presenta la misma profundidad en toda su longitud y extensión. Para asignar de forma objetiva el nivel de daño, se considerarán las siguientes pautas: • Se toma la parte del arañazo que ha afectado a las capas de fondo; se rodean con una línea imaginaria 5 cm a cada lado. La figura, así marcada, se divide a la mitad, tomando este área para calcular el nivel, según el por- centaje con relación a la superficie a pintar: leve, medio o fuerte. • La superficie dañada equivalente puede sumarse a otra u otras deformaciones que presente la pieza, deter- minando, entonces, su nivel de daño. • Cuando el arañazo presente una deformación de la superficie se valorará según ésta, ya que en el baremo pre- valece siempre la superficie deformada por encima de la dañada o arañada.

Materiales sintéticos

Los elementos termoplásticos que requieren procesos específicos de pintado –tanto en sustitución como en repa- ración– están incluidos en el baremo, en el apartado de «piezas plásticas». Estos procesos se caracterizan por las particulares condiciones de adherencia, flexibilidad y rugosidad de estos materiales, que implican la utilización de imprimaciones, elastificantes y texturantes.

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GESTIÓN Y LOGÍSTICA DEL MANTENIMIENTO DE VEHÍCULOS

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