realidades y los vínculos que hoy for- man tu vida. Quizá este año te toca compartir con una familia diferente, en un clima emocional más complejo, o en un lu- gar que no termina de sentirse tuyo. Tal vez hay que negociar, adaptarse, ceder, o simplemente observar. Pero muchas veces esas navidades ajenas, son las que más nos enseñan: nos muestran otras formas de amar, otros si- lencios, otras costumbres. Nos dan pers- pectiva y la oportunidad de reconfigu- rar nuestra relación con estas fechas des- de un lugar menos rígido y más humano. Al final, lo que permanece no es la casa donde cenaste ni la cantidad de regalos bajo el árbol, sino la forma en la que te trataste en medio de todo. La Navidad es menos un evento externo y más un gesto interno, una actitud que eliges con conciencia. Donde sea que estés, y con quien sea que te toque, tú sigues siendo el punto desde donde nace la manera en que la vives. Y ese poder no cambia. Quizá este año te toca compartir con una familia diferente, en un clima emocional más complejo, o en un lugar que no termina de sentirse tuyo. Tal vez hay que negociar, adaptarse, ceder, o simplemente observar” NORA ZAMBRANO PSICÓLOGA
Y… ¿QUÉ PASA SI ERES EL GRINCH? Hay años en los que la Navidad simplemente no entra. No vibra. No emociona. A veces hay duelo, cansancio, agotamiento emocional, saturación o un simple deseo de que todo pase rápido. Y está bien. Ser “El Grinch” no te hace mala persona; te hace humano. No tienes que forzarte a sentir algo que este año no llega, ni pretender alegría cuando tu cuerpo está pidiendo silencio. Recalibrar tu actitud no significa disfrazarte de entusiasmo, sino ajustar tu energía para que la fecha no te hiera más de la cuenta. Puedes hacerlo reconociendo honestamente cómo llega tu corazón, bajando expectativas y permitiéndote una neutralidad amable. No necesitas ser la chispa de la fiesta; basta con aportar un gesto sencillo, una presencia tranquila o una palabra respetuosa. Y si necesitas refugio emocional, créate uno: Un cuarto tranquilo, unos audífonos, una caminata breve, un lugar donde puedas inhalar sin sentirte en obligación de sonreír. A veces, cuando dejas de pelearte con la Navidad, algo se ablanda dentro. Y desde esa rendición tranquila, aparece un pequeño destello de luz. No porque tengas que sentirlo, sino porque te das permiso de estar contigo de la manera más honesta posible.
Puede que pases la fecha en tu casa, con tu familia política, o quizás en algún otro lugar, pero el sentido de la fecha puede permanecer intacto, si tú lo eliges AR CAMBIA, MANECE
Al soltar la comparación con las na- vidades pasadas, aparece la posibilidad de honrar esta Navidad, la que está fren- te a ti, con los recursos emocionales, las
que pones al vivir la fecha. De esa volun- tad de crear, aunque sea por un instante, un espacio amable dentro del mundo que te tocó este año.
Nora Zambrano: Es catedrática de la Facultad de Psicopedagogía del CEU; psicóloga, con especialidad en Neuropsicología y Maestría en Asesoramiento Educativo Familiar. Contáctala en nora.zambrano@gmail.com
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