El polémico artista Damien Hirst llamado el niño malo del arte contemporáneo se esconde detrás de unode losmontajesmás logrados de la historiadel arte, tan desmesuradocomo excéntrico y tangrandiosoque no se lepuedecalificar como un simple juego sinomás bien unagran locura. Una estatua de 18 metros de altura que llevaba casi 2000 años perdida en el océano. Una figura enorme que forma parte de la colección de arte de Cif Amotan II, un esclavo de Antioquía que en la época del Imperio Romano consiguió su libertad para posteriormente amasar una fortunaque utilizó para reunir una colección de arte compuestapor esculturas monumentales, joyas, monedas y objetos preciosos de todos los rincones del mundo. El tesoro se cargó en el barco más grande construido por el hombre y al que le dieron el nombre de “El Apistos” que traducido del griego significa “Increíble”, fue tan increíble que seconvirtióen una leyendaqueperduraen el tiempo. El Apistos zarpa con destino a algún lugar de Asia Menor donde Amotan había levantado un templodedicadoal dios Sol, duranteel viajebarconaufragóenalgún lugar del Océano Índicoarrastrandoal fondodel mar el enorme tesoroalmacenado. Con el paso del tiempo la historia de ese naufragio ha seguido viva, enriqueciéndose con tantos detalles que hace imposible distinguir los elementos auténticos de los fantásticos, durante2.000años nunca sedejadebuscar el tesoro, hallándolofinalmenteenel 2008en la costaoriental deÁfrica.
Un original de Netflix +
Semuestraa los buceadores recuperandoobjetos para Tesoros del naufragiode lo increíble. Fotografía: ChristophGerigk / Damien Hirst y Science Ltd.
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