SER MÉXICO EN 2022
El celular, el internet y las redes sociales son sus herramientas de trabajo. Les falta dinero porque el costo de la vida se encareció y no por igual los sueldos. No tienen familias como antes porque
MÉXICO ES… Sí, tal vez los jóvenes mexica - nos pasan muchas horas en el teléfono. Sí, todavía no tienen el dinero suficiente para com - prar un carro y mucho menos una casa. Sí, se están tardando más en casarse y tener hijos (si es que quieren). Pero estos
Michele Parmelee, CEO glo- bal de Deloitte, escri bió en 2018 en la revista Forbes que perci - be un cambio de valores en los millennials y centennials : son personas que necesitan tener un propósito, trabajan para vivir y no viven para trabajar, apre - cian la importancia de las soft
ahora se concentran primero en sí mismos.
skills en un mundo enfocado en los datos analíticos y el éxito monetario, acogen y promueven la diversidad y la inclusión, quieren ser felices (y que los demás también lo sean) y —lo más importante— creen en un cambio positivo. “Para mí estas generaciones más jóvenes no son egoístas y no se creen con derecho a todo. Quieren que el mundo sea un lugar mejor. Valoran las opor - tunidades, sus trabajos y la mejora de las condicio - nes de vida para todos. Esperan generar un impacto y buscan aprender las habilidades que los ayudarán a hacerlo”, menciona en el mismo artículo Parmelee, también Chief People and Purpose Officer de Deloitte. Volviendo específicamente a México, Claudio Flo - res señala que la juventud es mucho más optimista de lo esperado, con seis de cada 10 adolescentes que per - ciben avances en México. Además, estos consideran a los mexicanos como personas trabajadoras, respetuo - sas, responsables, activas y divertidas, y siete de cada 10 jóvenes manifiestan que su esfuerzo será la fuerza que cambiará su vida… y no su país.
comportamientos son el reflejo de la evolución de la sociedad: el celular, el internet y las redes sociales ahora son sus herramientas de trabajo. Les falta dinero porque el costo de la vida se encareció y no por igual los sueldos. No tienen familias como antes porque ahora se concentran primero en sí mismos. E, igualmente, los jóvenes no son flojos: están en - focados en sus propios intereses. No están chiflados: conocen y demandan el reconocimiento apropiado por su trabajo. No están poco preparados: cultivan las habilidades que son valiosas para ellos. No son extremadamente sensibles: son emocionalmente más inteligentes que ninguna otra generación previa. Es por eso que, a riesgo de sonar como político en campaña, los jóvenes no son el futuro de México: son el presente y la realidad del país. Así se ve el mexicano del siglo 21, como un joven seguro de sus capacida- des, con el temple para enfrentar los retos de los erro- res de sus predecesores y con la bondad, inspiración y consideración para trabajar en un legado propio que trascienda e impacte a los que vienen.
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