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stamos rodeados de historias. ¿No te ha pasado que un rumor está en boca de todos? Por ejemplo: —¿Oye, viste que Sandra se cambió de universidad? —Yo escuché que había plagiado una
Cuando creamos una historia en nuestra mente, se podría decir que “conectamos las piezas”, senti- mos que nuestra explicación es correcta. Lo anterior activa una parte en nuestro cerebro conocida como el sistema de recompensa. Esta parte se extiende desde nuestro sistema límbico, encargado de las emocio- nes, hasta nuestra corteza prefrontal, responsable de las funciones ejecutivas. Este sistema fue desarrolla- do en 1950 por James Old y Peter Milner gracias a un experimento con ratas. Ambos concluyeron que somos capaces de ignorar nuestras necesidades bá- sicas de supervivencia por emociones tan intensas que activan nuestro sistema de recompensa. Al acti- var ese sistema se genera dopamina, la hormona del placer, y tiene el mismo efecto que las adicciones: lo queremos repetir, reforzar. Es similar a la teoría del aprendizaje que propone Donald Hebb, psicólogo canadiense, donde al mo- mento de haber una conexión neuronal (sinapsis), ocurre el aprendizaje. El placer que origina esa co- nexión, ese sentimiento familiar de “conectar las pie- zas”, provoca que lo repitamos.
parte de su tesis. —Sí, a mí me dijeron que cometió deshonestidad aca- démica y la expulsaron. Cosa de todos los días. La novelista Lisa Cron afirma que nuestro cerebro está biológicamente preparado para recibir historias. Es placentero y no es por casualidad, sino porque se debe a una reacción química de nuestro cerebro. El escritor Robert Burton dice que nuestro ce- rebro se siente obligado a dar una explicación cuando encuentra una relación entre dos o más cosas. Por ejemplo: no encuentras tu celular por ninguna parte y recuerdas que la última vez que lo viste esta- bas en un café. Regresas y el celular no está donde lo dejaste. ¿Qué relación hay entre el celular y el café? ¿Qué relación hay entre el celular y las personas que estaban ahí? Comienzas a especular, a formar una his- toria: ¿quizás el chico que estaba a un lado y que tenía aspecto misterioso se lo robó?. De aquí surgen las his- torias que nos contamos a nosotros mismos. Por naturaleza, el cerebro bus-
VIVIMOS DE HISTORIAS
Joan Didion, escritora y periodista estadounidense, establece en su libro The White Album (1979) que vivimos de historias. Interpreta- mos las imágenes que vemos y entre una variedad de múltiples opciones de historias fabricadas por nosotros, seleccionamos la que nos funciona mejor. El storytelling nos ayuda a navegar por nuestras vidas. ¿Por
ca una respuesta cuando se le pre- senta una pregunta. De hecho, la mayéutica socrática, un método educativo creado por Sócrates, se basa en hacer preguntas y cuestio- nar a una persona para descubrir su verdadero conocimiento.
JOAN DIDION DIJO QUE VIVIMOS DE HISTORIAS. ENTRE UNA VARIEDAD DE HISTORIAS FABRICADAS POR NOSOTROS, SELECCIONAMOS LA QUE NOS FUNCIONA MEJOR.
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