360 UDEM No.7- Ser México

P O R : JOSÉ AGUSTÍN GUTIÉRREZ, EXAUDEM (‘22) DE MEDICINA / ALEJANDRO GONZÁLEZ, COLABORADOR DE DIPRI. UDEM …Y UNO QUE TE PUEDES DAR TÚ MISMO. ESTA REFLEXIÓN A CUATRO MANOS TE PUEDE AYUDAR A ENTENDER CÓMO ENCONTRAR LA FUERZA INTERIOR.

LIBERTAD EN LA SELVA Cuando la vida es difícil porque la tomas en tus ma- nos, es un indicador de proceso que te dice que es- tás haciéndolo bien. Cuando por fin empiezas a vivir, ves de golpe que hay retos a superar, fantasmas a enfrentar y cosas que simplemente no controlas y que debes aprender a convivir con ellas. Cuando empecé a vivir con esta nueva visión me sentí como un tigre que había roto las barras de su jaula y por fin escapaba a donde pertenece: la selva. Pero cuando llegó a ella, descubrió que no había caminos bien formados, que había mucha maleza, animales que no sabía que existían y miedos que nunca imaginó que brotarían. Pero, por primera vez, se sintió libre. En la selva (con obstáculos y miedos), pero en su selva, en su camino, en su vida. El tigre empezó a recorrer el terreno y, de pronto, se topó con la oscuridad. No sabía qué hacer ni cuál camino tomar. Una parte de él deseaba que se lo indicaran, pero volteó atrás y lo único que vio fue la jaula donde había escapado. Y todo su ser gritó: ¡no! Se escuchó. Sabía que su corazón le exigía seguir adelante. Lo hizo. Y salió lastimado. Sabía con toda la certeza del universo que ser él mismo era mil veces mejor, sin importar la herida que le provocara la selva desconocida (la vida). Pero ahora, ¿qué hacer? ¿Cómo sanar, levantarse y se- guir viviendo?

urante mucho tiempo me equivoqué en lo que, creía, significaba vivir (ser como otros o de acuerdo con lo que me decían que debía ser). Cuando por fin em- pecé a vivir tratando de ser yo mismo, bus- cando dentro de mí lo necesario para construir mi mejor versión, descubrí entonces por qué las cosas no salían como yo quería. Constaté que, por más que trabajara y me esforzara por algo, o que superara mis límites y venciera mis miedos, la vida seguía siendo cuesta arriba, difícil. Mi error fue compararme con otros, con los de- más, y pensar que lo estaba haciendo mal porque no checaba con lo que otros esperaban y querían de mí. Al mismo tiempo sentía la dificultad de tomar la vida en mis manos y, como consecuencia, ser res- ponsable de lo que decidiera. Me frustraba vivir esa ambigüedad que me re- sultaba muy cansada; sentía que algo faltaba, que no había encontrado el secreto para hacer las cosas de tal forma que mi vida tuviera sentido para mí, no para los demás. Pero algo me sucedió estos dos úl- timos años, favorecido por la pandemia. Me lancé a un viaje profundo en mí, en el que logré descubrir lo que me ha dado más paz que todo lo que recuerdo en mis años anteriores: experimentar que si la vida es difícil no significa que lo estás haciendo mal; de hecho, puede significar exactamente lo opuesto.

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