POR : JESÚS HIRAM GONZÁLEZ VELAZCO. ESTUDIA 7.º
SEMESTRE DE LA LICENCIATURA EN MERCADOTECNIA INTERNACIONAL. UDEM . E n TikTok seguro ya has visto de todo. Bailes que se viralizan, challenges que tienen repercusión internacional, noticias de último momento. La app se convirtió rápidamente en parte de nuestra vida diaria, tanto que aparece con frecuencia en nuestras conversaciones con el discreto: “¿Ya viste el TikTok donde…?” que nos suelta un amigo. Evidentemente, el éxito de esta app no fue casua- lidad y su crecimiento exponencial (800 millones de usuarios activos al mes en 2020, según el reporte de ese año de la plataforma Hootsuite) se debe a que tie- ne el poder de cambiar nuestra percepción de las re- des sociales y, sobre todo, la capacidad de volver viral cualquier contenido. Como consumidores de contenido, el nivel de in- volucramiento es significativamente menor que el de aquellos que lo crean. ¿Qué implica ser un creador? Aunque no lo parezca, a estas alturas puede convertir- se ya en un trabajo de tiempo completo y una respon- sabilidad de todos los días (sea redituable o no). EL PELIGRO OCULTO DE LAS MANSIONES “El contenido por encima de todo”. Y es que, entre más creativo, más viral. Y entre más viral, mejor. Así es como el algoritmo de TikTok recompensa a los crea- dores de contenido y es la regla número uno si quieren mantener sus cifras en cuanto a visitas, seguidores y colaboraciones con marcas (y por lo tanto, ingresos). En un mundo donde lo que nos sobra es contenido e información, es todo un reto detectar los peligros que implica participar en el universo de la creación. Y es que, ¿qué podría ser peligroso con un video? Las Tik- Tok Clubhouses, por ejemplo.
NO SON CASAS COMUNES Y CORRIENTES: SON INMUEBLES GRANDES, ESPACIOSOS Y LUJOSOS DONDE LOS JÓVENES BUSCAN LLEGAR A LA VIRALIDAD A TRAVÉS DE VIDEOS PARA PUBLICARLOS
EN DISTINTAS PLATAFORMAS.
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