El cerebro de los adolescentes todavía se está desarrollando, por esta razón toman más riesgos con el alcohol. Actúan impulsivamente y no reconocen, como lo haría un adulto, que sus acciones (consumir alcohol) tienen consecuencias. El alcohol es especialmente atractivo para los jóvenes porque reduce la ansiedad social y las inhibiciones. Estas mismas características también los hacen mucho más vulnerables a asumir riesgos, como subirse a un auto con alguien que ha estado bebiendo. “No teníamos intención de beber; las cosas simplemente sucedieron; los chicos cometen errores”. Es aquí donde usted, como padre o madre, puede desempeñar un papel importante, comunicándose con ellos sobre cuáles son las reglas familiares y trabajando juntos para crear planes si surgen estas situaciones. Un asunto arriesgado SEGUIRLE LA CORRIENTE AL GRUPO Sus hijos van a incluir a “otros” en su razonamiento moral... incluso si tienen una percepción equivocada de lo que sus compañeros están haciendo. Las investigaciones realizadas demuestran que los adolescentes y los adultos jóvenes tienden a sobreestimar cuántos de sus compañeros beben alcohol, y cuanto mayor sea el sobreestimado, mayores probabilidades tienen de consumir alcohol. Sus hijos pueden justificar sus decisiones diciendo: “en mi escuela todo el mundo bebe.” Usted no quiere discutir con ellos, pero ofrecerles otro punto de vista podría ayudar. Estudios de alta reputación realizados en adolescentes demuestran que menos del 36% de los estudiantes de último año de secundaria beben alcohol. Esto significa que la mayoría de los chicos en la escuela probablemente no están bebiendo tanto como la mayoría de los chicos piensan. Los jóvenes con frecuencia creen que deben ser excusados por mal comportamiento si no fue planeado o si no son los únicos. Pueden afirmar:
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Seguirle la corriente al grupo
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