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La seguridad alimentaria frente a la pandemia del COVID-19
Última actualización: May 02, 2020
abundante) sino por una caída abrupta y ca- tastrófica del ingreso (y del empleo). Esta es la situación en muchos países en desarrollo, pero también se observa en países más de- sarrollados. Los impactos del COVID 19 en la segu- ridad alimentaria son globales y sistémicos, pero también existen impactos a nivel local que hay que tener muy en cuenta. Una pa- radoja de la seguridad alimentaria es que mientras más pobre y vulnerable es una po- blación, más necesario es satisfacer sus ne- cesidades de alimentación a nivel local. Su interacción con los mercados es tenue y errá- tica. Esta es una consideración fundamental a la hora de actuar y decidir cómo y dónde llevar diversos tipos de apoyos. Ante la coyuntura, conviene mirar pri- mero al mercado mundial de alimentos. Hay que reconocer que por el momento no hay problemas de oferta agrícola. En general el mundo ha tenido y espera tener buenas co- sechas en el 2020. Por fortuna, los mercados agrícolas no muestran, al menos no todavía, sobresaltos mayores y se están despejando con normalidad. “Hay que reconocer que por el momento no hay problemas de oferta agrícola … El problema está del lado de la demanda, en el acceso a los mismos, que es la variable clave de la seguridad alimentaria” El problema está del lado de la demanda, en el acceso a los mismos, que es la variable clave de la seguridad alimentaria. Las impos- tergables medidas de confinamiento (cuaren - tena) y distanciamiento social, vinculadas a episodios de pánico, han desplomado el em- pleo y los ingresos de millones de personas, sobre todo de aquellas dedicadas a servicios como los turísticos, de transporte, restora- nes, centros de deporte y entretenimientos. El comercio ha sufrido también, sobre todo el minorista de pequeñas y microempresas (PYMES); y desde luego los trabajadores in- formales o los llamados “cuenta-propia” que están padeciendo no solo un súbito desem- pleo, sino la acuciante falta de ingresos para
caso, la lista se amplía a muchos otros paí- ses, sobre todo en África subsahariana, el Sur de Asia e inclusive algunos de América Latina y el Caribe, sobre todo Haití, algunas regiones de América Central, en el llamado “corredor seco” centroamericano en Guate- mala, El Salvador y Nicaragua, y asimismo en Venezuela, sobre todo en áreas fronterizas donde una gran cantidad de población des- plazada padece escasez crónica de alimentos. Los problemas de inseguridad alimentaria se extienden más allá de esas zonas críticas y se hacen presentes en las barriadas marginales de las grandes ciudades, toda vez que el CO- VID 19 ha arrasado empleos y derrumbado ingresos. “En el caso del COVID 19 el problema de acceso no se está dando tanto por falta de disponibilidad de alimentos (la oferta global es abundante) sino por una caída abrupta y catastrófica del ingreso (y del empleo)” No debe olvidarse que la clave de la se- guridad alimentaria está en el acceso de for- ma continuada y sistemática a una alimenta- ción suficiente en cantidad y calidad. En el caso del COVID 19 el problema de acceso no se está dando tanto por falta de dispo- nibilidad de alimentos (la oferta global es “En el caso del COVID 19 el problema de acceso no se está dando tanto por falta de disponibilidad de alimentos (la oferta global es abundante) sino por una caída abrupta y catastrófica del ingreso (y del empleo)”
Colaboradores Cassio Luiselli
A la fecha de aparición de la pandemia del Coronavirus (COVID 19), existían en el mundo cerca de novecientos millones de personas con deficiente acceso a una alimen - tación suficiente y adecuada. Es por esto por lo que el desafío a la seguridad alimentaria es particularmente serio. Dentro de esa po- blación con alimentación deficitaria, por lo menos ciento cincuenta y cinco millones pre- sentan severas deficiencias alimentarias y su situación puede agudizarse críticamente con el avance de la pandemia. Acaba de publicarse el Reporte Global sobre las Crisis Alimentarias (GRFC) para el 20201 que aporta datos puntuales sobre los problemas de hambre aguda en el mun- do, con detalles por regiones y países. Ahí se señala cómo la pandemia del COVID 19 puede deteriorar más la situación de las poblaciones con inseguridad alimentaria aguda o crítica. El GRFC indica que con el COVID 19 su número podrá aumentar muy sensiblemente, sobre todo en alrededor de treinta países, básicamente en el Sahel, en el llamado Cuerno del Este de África, incluido el Sudán del Sur2, así como en otros países del África subsahariana, como la República Democrática del Congo y Zimbabue. En el Medio Oriente hay pro- blemas severos de hambre en Yemen, tam- bién Afganistán y, en menor medida, en Pakistán. Ahí se debe que actuar con ayuda alimentaria pronta y directa, antes de que los efectos de la pandemia del COVID-19 exacerben las cosas y se pueda desarrollar una verdadera hambruna. Pero el problema no se detiene en esas zo- nas altamente críticas; es mucho más exten- dido, pues adicionalmente, una gran pobla- ción está bajo una clara situación de “estrés alimentario” y si bien su situación es menos crítica, también requiere de atención. En este
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El IICA ante el Covid-19
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