¿Cómo alientas a tu equipo? Primero, no dudes de ti. Segundo, ignora esas voces en tu cabeza que te dicen que llegaste al final de tu camino. Es solo un bache. No lo confundas con una señal de alto. Tercero, mantente enfocado. En lo personal, nunca flaqueo. Siempre supe que aquí es donde debo estar. Por último, rodéate de personas positivas que están logrando lo que tú quieres lograr. Durante ese largo periodo en el que no avancé, empecé a reunirme con otros líderes exitosos de Melaleuca para preguntarles qué estaban haciendo y cómo lo hacían. En verdad, quería mejorar, y valió la pena. En última instancia, trato de inspirarlos y me aseguro de que entiendan que es posible lograr la vida que han soñado. Si deseas aprender, sigues mi ejemplo y practicas lo que te enseño, tendrás una gran vida. Lo he logrado, al igual que muchas personas antes que yo, porque pusimos en práctica las siete actividades básicas para desarrollar el negocio Melaleuca. Tiene un historial comprobado. En el pasado has mencionado que antes eras sumamente tímida. ¿Alguna vez te sientes así? ¿Qué haces para superar esa timidez? Hago una presentación en casi todas las convenciones —en ese enorme escenario, frente a miles de personas— y debo confesar que cada vez soy un manojo de nervios. Sin importar la hora del día, no como absolutamente nada antes de subir al escenario. En serio, En serio, casi ni tomo agua. Los nervios me matan. Me paso todo el día revisando mis anotaciones, memorizando todo lo que diré y concentrándome, porque una vez que estoy en el escenario, no quiero que nada se interponga.
Estoy seguro de que has tenido altibajos todos estos años desde 1999. ¿Hay algún desafío en particular que te haya obligado a hacer una pausa y reevaluar tu camino? Hubo un periodo de nueve años en el que no avancé, y fue duro. Me repetía constantemente que no debía obsesionarme con los títulos y mi propio avance, y que debía esforzarme más en estar agradecida y conforme. Después de un tiempo, me convencí de que había llegado al límite de lo que podía crecer. Sin embargo, en 2015, inscribí a mi amiga, la Directora Superior 5 Lynda Sohal, y algo cambió. La conocía desde hace años y en varias ocasiones la invité a inscribirse, pero nunca fue el momento oportuno. A través de los años, vio como se desarrollaba nuestra historia de éxito. Finalmente, se sentó con mi esposo y dijo: “Muy bien, enséñenme lo que hacen en realidad”. Fue vigorizador. Se me había metido en la cabeza que ya no había nadie más con quien trabajar. Inscribirla me recordó que todavía tenía mucho camino por recorrer. Hubo una época, cuando recién me inscribí en Melaleuca, en la que recibía negativas una tras otra. Me pareció raro porque había tenido respuestas positivas casi todos los días, o como mínimo las personas me pedían que volviera a llamarlas en otro momento. Pero estas eran negativas rotundas y me empezaron a carcomer. Saqué un papel y escribí: “Nunca permitiré que la falta de interés o esfuerzo de nadie determine mi éxito”. Lo coloqué en la pared frente a mí y lo leí todos los días. También funciona cuando estás en la cresta de la ola, porque es un recordatorio de que primero debes confiar en ti. Sin ese ejercicio mental, me habría parado en seco.
hombre humilde y realista cuyos padres era muy trabajadores, como los míos. Se ganó la vida a puro pulso. Nadie le dio nada gratis. Todavía recuerdo cuando Joan me presentó al Director Corporativo 9 Ed Bestoso, su mentor. Fue en el año 1999. Zoom no existía, no teníamos celulares y había pocas computadoras. Ed me faxeó una presentación que había resumido en 15 páginas y prácticamente me la explicó por teléfono. Juro que podía escuchar en su voz su postura, su convicción y su éxito. Pensé: “Es una persona que gana millones y quiere ayudarme. Pongamos manos a la obra”. Suena como si hubieses intuido que debías empezar el negocio Melaleuca. ¿Dudaste en algún momento? ¿Cómo lo resolviste? Recuerdo que cuando Joan me habló sobre Melaleuca me reí porque era la quinta o sexta vez que me hablaban de esa compañía, pero, en realidad, seguía sin entender lo qué hacía. Cada persona que me contactó antes me decía lo mismo sobre como podría ganar mucho más dinero, mejorar, vivir con más lujos, etc., pero yo seguía confundida. ¿Quién dijo que quería más dinero? Estaba contenta con el negocio que tenía. Nunca he sido una persona a la que solo le interesa el dinero. No soy así. La tranquilidad es lo primero. Por eso, cada vez que alguien me llamaba para hablar sobre Melaleuca y repetía esas frases, no me interesaba para nada. Además, nadie me llamó dos veces. Cuando Joan me escuchó, respondió: “¡Es una gran lección! Aprovéchala”.
Sírvase consultar las “Estadísticas de ingresos anuales” en la pág. 58 para ver los resultados típicos.
12 MARZO 2024 | MELALEUCA.COM
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