Experimentación en las políticas públicas

LA EXPERIMENTACIÓN EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Esta teoría del cambio está sujeta a diferentes hipótesis, que son aquellas que queremos contrastar con la realidad. Una hipótesis es una suposición sobre la que se basa el funcio- namiento de nuestra teoría del cambio. Como tales, las hipótesis deben ser contrastables, medibles y discretas. El carácter de contrastabi- lidad —o falsabilidad, en filosofía de la ciencia— supone que una hipótesis puede ser confirmada o desmentida por la evidencia recogida. Si no lo es, no puede ser considerada científica y llevará a un diseño deficiente del experimento. Supongamos que queremos comprobar nues- tra teoría del cambio y llegamos a la hipótesis de que aquel alumnado que se compromete con un programa de mejora educativa será bendecido por la diosa Fortuna y que esta diosa hará que sus calificaciones académicas sean mejores. En este caso, la hipótesis no se puede contrastar —no sabemos cómo con- firmar o rechazar la hipótesis de una deidad favorecedora de los estudiantes que se lo merezcan— y, por lo tanto, no sería válida para la experimentación. En segundo lugar, las hipótesis deben ser medibles. De no ser así, será imposible analizar el impacto de la política pública en términos comparativos. Los avances en el tratamiento de datos y en las métricas hacen que podamos encontrar aproximaciones a prácticamente cualquier variable, incluyendo autopercepcio- nes personales. En nuestro caso, una hipótesis que señale que el apoyo escolar hará que los niños sean mejores estudiantes, en sí misma, no es medible, pero utilizando las califica - ciones académicas podemos establecer un marco de medición. De la misma manera, no podemos conocer el nivel de felicidad de una población, pero las encuestas de autopercep- ción nos darán resultados aproximados que sí son medibles y comparables. En tercer lugar, las hipótesis deben ser dis- cretas, en el sentido de que deben estar aco- tadas para ser correctamente interpretables. Establecer como hipótesis que «el apoyo

escolar ayuda a tener mejores estudiantes» es demasiado genérico y puede ser interpretado de múltiples maneras. Deberíamos entonces refinar la hipótesis hasta, por ejemplo, llegar a una como la siguiente: «El establecimiento de un programa de apoyo individualizado de dos horas semanales por parte de un profesor particular mejora el rendimiento académico de los niños participantes». Una vez establecida la teoría del cambio y sus hipótesis, se deben determinar los objetivos del experimento, esto es, qué hipótesis de las contenidas en la teoría del cambio se deben contrastar empíricamente. Para ello, es esen- cial establecer adecuadamente las preguntas que se quieren responder con el experimento. Una vez determinados los objetivos —qué preguntas se quieren contestar—, ha llegado el momento de proceder a los diferentes ele- mentos de diseño del experimento. En primer lugar, se debe comprobar que se dispone de los recursos financieros y técnicos necesarios para su desarrollo. Se debe elegir cuál es el mejor momento para el desarrollo del experimento —durante la intervención, dos meses después de la intervención, un año después— y proceder a la identificación y selección de los grupos de tratamiento y control. Los grupos de tratamiento y control, en el escenario ideal de desarrollo de un RCT, deben ser elegidos sobre una población que compar- ta las mismas características y contexto, de manera que se eviten en lo posible los sesgos de selección. Existen diferentes estrategias de selección de los grupos (Glennerster y Takava- rasha, 2013): • Aleatorización sencilla o «lotería básica»: Se sortea la participación en el programa entre todas las personas que son elegibles para este, y se conforma el grupo de control con quienes no participan. Esta modalidad es solo asumible cuando no participar en el programa es aceptable para quienes se quedan en el grupo de control.

23

Made with FlippingBook - Online Brochure Maker