LA EXPERIMENTACIÓN EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
5.2. Marco estratégico Como se ha ido viendo, España no cuenta con un único organismo o enfoque para el desarrollo de la evaluación ni de la experi- mentación, y esto ha hecho que, desde un punto de vista general, su desarrollo se encuentre segmentado a determinados sec- tores y territorios donde se ha producido una mayor implementación, marcada por una mayor cultura de la evaluación. Una parte importante de las experiencias en evaluación han venido determinadas por ac- tuaciones estratégicas de diferentes agen- tes o en determinados sectores, que han su- puesto un impulso tanto en ese ámbito como para el resto de los agentes involucrados en el diseño y ejecución de estos procesos de evaluación. Tradicionalmente, en España el desarrollo de la evaluación se ha centrado en el ámbito de la cooperación y, de manera secundaria, en ámbitos como el empleo. A continuación, se expone brevemente el efec- to de la evaluación en estos sectores:
el Ayuntamiento de Barcelona, dentro de la convocatoria de ayudas a la innovación ur- bana «La ciudad proactiva», ha incluido entre las metodologías para integrar la planifica- ción de proyectos una mención a «Behaviou- ral insights and nudges». También el Ayunta- miento de Madrid, mediante la creación de la Dirección General de Innovación y Estrate- gia Social, pretende «realizar el seguimiento y evaluación del impacto, eficacia y eficien- cia de las políticas locales que se aplican en el ámbito de las familias, la igualdad y el bienestar social» 60 . Se puede concluir que España ha sido un país tardío en la incorporación de la evalua- ción al desarrollo de sus políticas públicas y que, a pesar del impulso que ha tenido en los últimos años, una parte importante de los esfuerzos se han centrado en un primer paso relacionado con la institucionalización de la cultura de evaluación en general. En este sentido, es importante señalar que las eva- luaciones de impacto de tipo contrafactual y experimental son residuales. No obstante, en los últimos años tanto la Comisión Europea como otras instancias internacionales, como la OCDE, han favore- cido esta institucionalización y también, más recientemente, el uso de evaluaciones de impacto de carácter experimental. Desde ese enfoque, el hecho de que la experimenta- ción pública no esté regulada expresamente a través de una normativa no ha impedido que algunas Administraciones hayan desa- rrollado proyectos experimentales. Lo que sí es cierto es que la falta de normativa especí- fica deja el desarrollo de estas actuaciones en manos de la voluntad política e institu- cional, lo que implica que se encuentren a su vez muchos más «inconvenientes» técnicos para el desarrollo de actividades de experi- mentación, al no tener previstos muchos de los «condicionantes» para el desarrollo de este tipo de actuaciones.
Evaluación de la Cooperación Española
El desarrollo del sistema de evaluación de la Cooperación Española se inició a partir de la ya mencionada Ley 23/1998, de 7 de julio, en la que se indica que las políticas, programas y proyectos de cooperación deberían ser eva- luados. A partir de ese año, la evaluación de las actuaciones de la Cooperación Española recibe impulsos significativos, incorporando los principios de evaluación del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE e inclu- yendo la evaluación en los planes directores. Desde entonces se han aprobado dos políti- cas de evaluación (la última en 2013), planes bienales de evaluación (desde 2013 a la actualidad), diversas herramientas de eva- luación (metodologías, manuales de gestión, etc.) y numerosos ejercicios de evaluación,
60. https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2022-1640.
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