Experimentación en las políticas públicas

LA EXPERIMENTACIÓN EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

6.5. Dificultades para el desarrollo de la expe- rimentación en la Admi- nistración pública Como se ha podido apreciar a lo largo de este epígrafe, la mayor parte de las prácticas de experimentación encontradas en España son desarrolladas por organizaciones privadas, or- ganizaciones académicas y entidades sociales, y son minoritarias las experiencias en Adminis- traciones públicas, siendo además de reciente desarrollo, ya que en muchos casos aún no se tienen resultados de estos procesos. Esta revisión, así como las entrevistas y reuniones mantenidas en el desarrollo de este estudio, han permitido identificar una serie de dificultades y obstáculos que limitan el desarrollo de actuaciones de experimentación en las Administraciones públicas. Uno de los elementos clave que se han comen- tado en este estudio es que el desarrollo de la evaluación ha venido marcado por la voluntad política, y, en ese sentido, el mayor o menor desarrollo de la experimentación viene tam- bién determinado por este factor. Por tanto, las experiencias que han tenido lugar hasta el momento suelen producirse por la volun- tad individual de las personas a cargo de las instituciones, lo cual implica la necesidad de instaurar una cultura de la evidencia relaciona- da con la experimentación en las instituciones públicas como el primer paso que dar. Han sido varias las experiencias identifica - das donde la Administración ha realizado un primer acercamiento a este tipo de experimen- tación, desarrollando eventos y capacitaciones para ampliar la información y el conocimiento al respecto, pero sin dar más pasos a continua- ción en esta dirección. La falta de voluntad política puede estar vin- culada al miedo a los resultados que puedan surgir del proceso de experimentación, en tanto que hagan necesario el replanteamiento

de una intervención ya consolidada o incluso su continuidad. Esto provoca que muchos pro- cesos de experimentación no se lleven a cabo tras haber mostrado interés inicial, o que, cuan- do se desarrollan y los resultados no son los esperados, estos no se publiquen, y los apren- dizajes basados en evidencias queden minimi- zados. Una manera de fomentar el desarrollo de la experimentación es que las experiencias existentes sirvan de germen, se usen como referentes para mostrar su utilidad. Otro elemento clave que explica esta dificultad en su desarrollo es que la experimentación im- plica un cambio o modificación en el proceso de diseño de las políticas públicas, de manera que se integren estos procesos en una fase de diseño de la política antes de ser escalada, y también en la concepción del diseño y forma de implementación de los servicios públicos, introduciendo el elemento de la aleatorización. Esto supone un cambio de base para la Admi- nistración, y en muchas ocasiones no siempre existe esa disposición o se cuenta con las capacidades necesarias para modificar los procedimientos establecidos. Es por ello por lo que quizás este tipo de prácticas se hayan ins- taurado más fácilmente en países que ya tenían integrado el uso de evidencias, como los países anglosajones, y también en algunos países en vías de desarrollo sin procedimientos tan defini - dos, y hayan tardado más en llegar a los países donde está más instaurado el ciclo de políticas públicas. No obstante, se observa un cambio paulatino de mentalidad en este sentido, ya que la experimentación brinda una oportunidad para fomentar la innovación en las políticas públicas. De manera más general, también se ha identifi - cado una falta de capacidades y conocimien- tos sobre evaluación y sobre los procesos de experimentación en los equipos de empleados de la Administración pública, lo cual supone una limitación en cuanto a la percepción de las oportunidades de estas metodologías, que a la vez generan reticencias a la hora de aplicar procesos de aleatorización. Se han detectado en este sentido varias instituciones y personas

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