Revista AOA_14

Edificio de estacionamientos Lido. Huérfanos N° 626, Santiago, 1964. Jaime Larraín V. + Osvaldo Larraín E.

ubicación edificio huérfanos

Acompañado por su mujer, Anni, el artista dio clases de diseño básico en la Universidad Católica de Chile, invitado en 1953 por el entonces decano Sergio Larraín G-M. Su ayudante fue Alberto Piwonka, continuador del programa, y uno de los alumnos, Julián Larraín. Entre los postulados básicos del curso Composición Pura estaba la obligación de la obra de ser abstracta y no figurativa. Otro punto consistía en basarse en tres elementos: material, forma y color con igual valor; otro, sobre la tridimensionalidad de la composición. En los edificios Copacabana y Huérfanos, con sus fachadas unitarias, se perciben ecos de estas definiciones, así como de los cuadros de Albers y los telares de Anni, como su Wall hanging (1926) y Open letter (1958). Además, Julián junto a sus socios Osvaldo y Jaime, Piwonka y otros, pasaban largas tardes en la casa de Larraín G-M, debatiendo sobre la nueva arquitectura. Es muy probable que ahí conocieran personalmente a los Albers. Pero es quizá Alberto Piwonka quien más tarde pueda haber insistido en las teorías de Albers con los Larraín. Recuérdese la magnífica composición de la fachada del Colegio San Ignacio de Pocuro, obra de Piwonka, la cual incluye un mural de alta

calidad del pintor Mario Carreño, otro asiduo a la casa de Larraín G-M. En 1964 se construye el edificio de estacionamientos Lido, ubicado en calle Huérfanos, con nueve pisos más tres subterráneos y un total de 252 estacionamientos. Aquí la libertad de composición logra ser total, ya que la fachada no está condicionada a un programa de planta. Su planta funcional es sencilla, de forma rectangular alargada, interrumpida en su centro por la caja de escaleras y un ascensor alrededor de los cuales se ubica la rampa que une todos los pisos. La fachada se trabaja con un módulo de hormigón prefabricado revestido en microcerámica color plomo. Con un tejido simple, esta fachada se transforma en pura composición plástica, unida a un interesante trabajo de la luz. El sistema constructivo es muy similar al de un tejido donde el punto se entrelaza para formar la tela, entrando y saliendo para producir el amarre, dándole cuerpo y espesor, que recorre verticalmente el edificio. Un edificio fotografiado en múltiples oportunidades, con un lenguaje que, al igual que el Copacabana y el edificio de calle Huérfanos, es una pausa urbana para disfrutar de un paisaje artificial que detiene la vista en la longitud de la cuadra.

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