LA ECONOMÍA DIGITAL EN ESPAÑA

LA ECONOMÍA DIGITAL EN ESPAÑA. AVANCES Y RETOS POR REGIONES Y SECTORES

importante, o del sector primario y/o las actividades inmobiliarias y la construcción.

En todas las comunidades autónomas españolas, la parte de las rentas del trabajo que remuneran la digitalización es inferior a la parte del EBE que remunera a los activos digitalizados. Por tanto, geográficamente se aprecia el mismo fenómeno que ya se observaba a nivel nacional y por sectores: una mayor penetración de la economía digital en el capital que en el trabajo. Este es un hecho compartido por todas las regiones, y con una magnitud similar. En todas ellas se ha producido un incremento en la ratio entre el EBE digital y el VAB digital, pero se ha mantenido estable para el conjunto de la economía. Por tanto, aunque entre 2011 y 2021 en esta última no se observa que las rentas del capital acumulen mayor proporción de las rentas totales generadas, entre los activos digitales sí que está sucediendo así. La pandemia de la COVID-19 supuso un retroceso en la digitalización, con una caída del VAB digital del 10,0 % en términos reales. Ahora bien, la reducción del VAB digital fue inferior a la del conjunto de la economía, pues su peso incluso aumentó ligeramente del 13,6 % en 2019 al 13,8 %. 2021 supuso una aceleración de la digitalización, pues el VAB digital aumentó un 14,9 % en términos reales, y su peso en la economía alcanzó el 15,0 %. Por sectores, la pandemia significó un retroceso del 14 % del VAB real en la industria y del 9 % en los servicios. La recuperación de 2021 fue más intensa también en las manufacturas (29 %) que en los servicios (12 %). El peso del VAB digital en las manufacturas se mantuvo en 2020 y se aceleró en 2021, hasta llegar al 20,7 %. En cambio, el aumento de peso de la digitalización en el VAB de los servicios continuó con la tendencia de crecimiento de los años previos. La amplia desagregación sectorial permite constatar que la digitalización disminuyó en diez sectores de actividad, pero, en cambio, aumentó en once de ellos. La COVID-19 ha sido un catalizador de la digitalización en prácticamente todos los sectores de actividad, pues el

En promedio, en todas las regiones el 88,3 % del crecimiento del PIB digital se debe al aumento generalizado de este en todos los sectores de actividad, mientras que el cambio en la especialización productiva hacia sectores más digitalizados tiene importancia residual. La variación de la digitalización en cada región se debe fundamentalmente a su avance en todos los sectores, más que a los cambios de la especialización sectorial, es decir, a los cambios en el modelo productivo. En todas las regiones el componente intrasectorial explica más del 80,1 % de la variación total. Este porcentaje es incluso mayor del 100 % en las Islas Baleares y Castilla-La Mancha, donde la especialización ha variado hacia sectores menos intensivos en digitalización. Es preocupante el caso de Castilla-La Mancha en particular, puesto que es de las regiones en las que menos crece la digitalización en general, a lo que hay que añadir movimientos en la especialización en la dirección opuesta. En suma, en la distribución por regiones del PIB digital destaca la existencia de un polo de digitalización, sobre todo en Madrid, pero también en Cataluña y el País Vasco, tanto en la penetración de la digitalización como en su crecimiento, y con reducidas diferencias entre el resto de las regiones, que se han mantenido constantes en el tiempo. Existen menores diferencias en la evolución entre regiones que entre sectores. La principal causa del dinamismo de la digitalización es el aumento de la intensidad digital en cada uno de los sectores, más que los cambios relativos a la especialización productiva. Eso sí, Madrid y Cataluña tienen ventajas claras, al disponer de una especialización más orientada hacia sectores más digitalizados (de intensidad digital alta y media), particularmente en el sector de la información y las comunicaciones.

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