LA ECONOMÍA DIGITAL EN ESPAÑA. AVANCES Y RETOS POR REGIONES Y SECTORES
La metodología elaborada permite separar la parte del avance de la digitalización que se debe al capital, es decir, a la inversión en activos relacionados con esta ( software , incluyendo bases de datos; hardware , comunicaciones e I+D), de la que proviene del trabajo. Esta última, como se ha descrito, se asocia a la remuneración (masa salarial) que estaría retribuyendo a aquellos trabajadores cuyas ocupaciones son digitales. Por tanto, se puede proporcionar evidencia sobre el impacto de la digitalización en la distribución de rentas entre el capital y el trabajo. Los datos indican que el avance de la digitalización ha sido muy desigual en función de que se analice el factor del trabajo o el capital. El intenso avance de la digitalización que se documentaba anteriormente se debe sobre todo al avance todavía más rápido en la acumulación del capital y de las rentas que se derivan de este. Las rentas del capital asociadas a la digitalización pasaron de representar el 8,7 % del total de las rentas del capital en 2011 a un 19,4 % en 2021, lo que supone un incremento de 10,7 puntos porcentuales (Gráfico 5.1). Sin embargo, la penetración de la digitalización en la economía a través del factor del trabajo apenas ha aumentado. Las rentas que remuneran a las ocupaciones asociadas a la digitalización han pasado del 10,2 % del total de las rentas del trabajo al 12,7 % en 2022, es decir, se ha producido un incremento de tan solo 2,5 puntos porcentuales. Esta distinta evolución ha generado que en estos años se pasase de una situación en la que la digitalización en el trabajo era superior a la del capital en los años iniciales a lo contrario. Cabe preguntarse si estas diferencias entre la evolución del trabajo y del capital son el resultado de una tendencia general de la economía española, y no una cuestión únicamente de la parte más digitalizada. La parte de las rentas que remuneran el capital y el trabajo ha mantenido
una proporción constante en el conjunto de la economía (Gráfico 5.2), excepto por el efecto de la pandemia en 2020. El capital absorbió en 2021 el 39,4 % de las rentas totales. En cambio, si se considera la proporción de rentas que remuneran los factores digitalizados, el capital ha concentrado cada vez mayor proporción del VAB digital. En 2021 representaban el 46,9 % de las rentas totales, 12,1 puntos porcentuales más que en 2011, aunque disminuyeron con respecto al máximo de 2018 (51,2 %). La recuperación tras la pandemia ha supuesto de nuevo una aceleración de la dinámica por la que el capital absorbe una parte mayor de las rentas generadas, tanto en el capital como en el total de la economía. Los datos confirman que, efectivamente, en el ámbito de la digitalización, el capital absorbe mayor proporción de las rentas en comparación con el conjunto de la economía (es decir, la ratio entre el EBE digital y el VAB digital es mayor que la del EBE total y el VAB total). Es cierto que no se puede atribuir directamente todo el incremento de las rentas que remuneran el capital digital a la caída de la remuneración del trabajo digital, pues también puede estar absorbiendo parte de las rentas del capital no TIC. Pero, en cualquier caso, contrasta el aumento tan significativo en la retribución del capital digital con el hecho de que no esté acompañado por el incremento de las rentas del trabajo digital. Por tanto, la forma en la que está avanzando la digitalización no está siendo neutral en España. Se apoya más en los bienes de capital que en el trabajo, en el que el avance es mucho menos dinámico. Este hecho señala en la misma dirección ya observada en la comparación internacional con el índice DESI. Por sectores de actividad, el hecho de que el peso del capital digital sobre las rentas del capital sea mayor que el peso del trabajo digital sobre las rentas del trabajo es una cuestión generalizada en todos los sectores (Gráfico 5.3), salvo en tres: la construcción,
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