LA ECONOMÍA DIGITAL EN ESPAÑA

LA ECONOMÍA DIGITAL EN ESPAÑA. AVANCES Y RETOS POR REGIONES Y SECTORES

En las secciones anteriores se ha mostrado que el sector de la información y las comunicaciones destacaba sobre los demás en cuanto al impacto de la digitalización. Por ello resulta interesante conocer las diferencias que existen entre comunidades autónomas en el peso de este sector en el total de la economía y cómo se distribuye entre el valor añadido digital y el no digital (Gráfico 6.6). Madrid destaca por el elevado peso que representa este sector en el VAB de la región, que llega al 9,8 %. Como se ha comentado en la sección 3, en la Unión Europea y en sus países más grandes, el sector TIC en su conjunto apenas llega al 5 %, por lo que esta comunidad casi dobla los valores de estas grandes economías. No obstante, es necesario tener presente que, en los datos de la Comisión Europea utilizados en la sección 3, el sector TIC incluye otros subsectores, aparte del de la información y las comunicaciones, como el comercio de productos TIC y el sector de manufacturas TIC. En el resto de las comunidades autónomas, el peso del sector de la información y las comunicaciones es mucho menor, puesto que no supera el 4 % en Cataluña, la segunda región del ranking , y existen a su vez otras siete regiones en las que no supera el 2 %. Además del gran peso del sector en Madrid, su intensidad digital (el VAB del sector que es generado por activos digitales) es también superior a la del resto de las comunidades. Por tanto, Madrid tiene una ventaja frente al resto del país por la mayor dimensión del sector en su región y por su mayor intensidad digital. En otras regiones el peso de este sector es menor, al igual que la intensidad digital dentro de él. Las disparidades regionales entre sectores permiten plantear dos preguntas adicionales. En primer lugar, ¿las diferencias en los niveles de digitalización se deben a variaciones en la penetración digital en todos los sectores de cada región o es más bien una cuestión de especialización sectorial? Y, en segundo

lugar, ¿el crecimiento de la digitalización en cada región se debe a un crecimiento general de esta en todos los sectores o a cambios en la estructura productiva hacia sectores de digitalización más intensiva? Para contestar a la primera pregunta, se utiliza una descomposición shift-share en la que la diferencia en los niveles de digitalización de cada región con respecto a España se descompone en tres efectos: 1) un efecto intrasectorial, asociado a las diferencias de intensidad de la digitalización en cada uno de los sectores en la región en comparación con el resto de España, suponiendo que no hay diferencias en el peso relativo de los sectores entre regiones, es decir, que no hay diferencias de especialización entre ellas; 2) un efecto que mide las diferencias de especialización (peso relativo de los sectores) en la región, suponiendo que no hay diferencias entre la región y el resto de España en la intensidad digital de cada uno de los sectores; y 3) un efecto sectorial dinámico (cruzado) que aproxima si la especialización de la región en comparación con el resto del país está más concentrada en sectores con mayor penetración de la digitalización. La expresión utilizada para esta descomposición se corresponde con la ecuación [A2.2], que se puede encontrar en el Anexo 2. Los resultados de esta descomposición ofrecen de nuevo una dualidad entre las tres regiones más digitalizadas (Madrid, Cataluña y el País Vasco) y las demás (Gráfico 6.7), aunque el caso de Madrid es el más llamativo. Estas tres regiones son las únicas que presentan un mayor grado de digitalización que el promedio de España, como ya se ha comentado. En Madrid, por ejemplo, la descomposición indica que sus ventajas frente al resto del país provienen tanto de un mayor peso de la digitalización en todos los sectores (lo que explica el 33,9 % de la diferencia total) como de una especialización más orientada a sectores digitales (lo que

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