de un partido político relativamente nuevo, ¿abonó a la consolidación del régimen democrático? Primero, el análisis centrado en los actores nos brinda las bases para entender la realidad, según lo establecido por Aníbal Pérez-Liñán y Scott Mainwa- ring en su libro Democracias y dictaduras en América Latina (2020): “Son los actores decididos a defen- der sus intereses, y no las estructuras ni las culturas, aquellos que determinan el destino de los regímenes”. Es decir, son los actores (entendidos como partidos políticos, sindicatos, presidentes/as, gobernadores/ as, acaldes/sas, movimientos sociales) quienes, bajo sus preferencias normativas y práctica política, dibu- jan el camino hacia la consolidación democrática o, en su defecto, trazan el camino hacia la demagogia y la baja calidad democrática. Segundo, las estrategias que esbozan determina- dos actores para insertarse en el juego democrático suponen un valioso recurso que estos utilizan para su conveniencia. Cabría mencionar que las estrategias más utilizadas por los actores dentro de la política, y evidentemente más visibles por la comunidad en gene- ral, son el manejo de redes sociales para la formación de opinión pública y preferencias político-electorales. Tercero, de acuerdo con Alejandro Moreno en su libro El cambio electoral (2018), en México vivimos
recientemente un proceso de elecciones que versa sobre tres características: se presenta una creciente despartidización (los partidos están debilitados y la ciudadanía ya no se acerca a ellos); se identifica una creciente ideologización (la ciudadanía y diversos ac- tores se van hacia los extremos y, en consecuencia, la arena política se polariza) y se reconoce que el elec- torado mexicano cada vez se encuentra más “inter- netizado” (utiliza las redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter para informarse de política, forjar preferencias político-electorales y participar activa- mente en la política). Ahora bien, lo sucedido en Nuevo León ofrece marcos analíticos importantes basados en los acto- res y sus estrategias de comunicación. Resulta se- mejante, aunque con sus matices, a lo sucedido en 2015: las redes sociales, más que las instituciones políticas como los partidos tradicionales y “fuertes”, marcaron la pauta. En aquel año, Jaime Rodríguez Calderón, candida- to independiente, derrotó a los partidos tradicionales (PAN y PRI) en la carrera por la gubernatura; y en 2021 Samuel García y el partido Movimiento Ciudadano hi- cieron lo propio al derrotar electoralmente al PAN, PRI y a Morena. En 2015, Facebook era el rey; en 2021, Instagram llevaba la corona.
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L A S E L E C C I O N E S B A J O U N A M B I E N T E D E P O L A R I Z A C I Ó N N O H A N F O R Z A D O A L A S Y L O S C A N D I D A T O S A R E F L E J A R Q U É T I P O D E P O L Í T I C A S P Ú B L I C A S B A S A D A S E N L A R A Z Ó N Y L A T É C N I C A P U E D E N R E S U LT A R U N A V E Z Q U E H A N S I D O E L E C T O S .
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