P O L Í T I C A
S O C I A L M E D I A : ¿ Q U É S I G U E ?
¿Esto consolida la democracia? La respuesta es no. Ha sido comprobado que cuando los/as políti- cos/as son más proclives a compartir contenido dis- ruptivo en redes sociales, atraen a más cantidad de personas y los medios de comunicación encuentran la coyuntura perfecta para darles mayor cobertura, pues es más rentable (Moreno dixit ). Además, las redes sociales son capaces de alcanzar una suerte de “cámara de eco” que supone una mayor polariza- ción y sesgan la opinión y preferencias político-elec- torales debido a que consumen solo lo que ideológi- camente les favorece. Por lo tanto, las elecciones bajo un ambiente de polarización no han forzado a las y los candidatos a reflejar qué tipo de políticas públicas basadas en la razón y la técnica pueden resultar una vez que han sido electos/as, según lo expuesto por los profesores Christopher Achen y Larry Bartels en su excelentísi- mo libro Democracy for Realists (2016). En síntesis,
aquella pregunta sobre cómo incorporar a la reali- dad democrática en Nuevo León los sueños y posi- bles formas distintas del quehacer gubernamental y de comportamiento democráticos de los diversos actores políticos, se ve opacada por la dinámica de las redes sociales. “Los electores parecen buscar in- formación menos centrista y más radical o polariza- da”. Así lo establece Alejandro Moreno. Los generadores de contenido brindan un nuevo tipo de festín político para los consumidores de redes so- ciales: memes con alto contenido populista, extremista y radical, pero con bajo contenido de cultura política. Es preciso destacar que, si bien es cierto que la participación e involucramiento en la política ha au- mentado debido al acceso a la información, esta in- formación sigue presentándose imperfecta, como lo señala Anthony Downs en su teoría económica de la democracia. No olvidemos que, en política, las apa- riencias son engañosas.
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