El espacio, diseñado por la arquitecta Susana Gar- cía Fuentes, articula jardines, un puente de cristal, agua, flores y, próximamente, una estatua. En con- junto, estos elementos manifiestan de forma artísti- ca la búsqueda del cambio de actitud en la sociedad mexicana hacia la mujer. Anualmente, en este jardín se develan estelas de cristal que brindan homenaje a mujeres de distintos entornos. Desde artistas y escritoras hasta científicas y do- centes, Paseo de la Mujer Mexicana ha procurado recopilar estas biografías para su difusión y debido reconocimiento. Algunas de las áreas en las que la organización ha homenajeado a mujeres distinguidas son: poesía, enfermería, política, la defensa de los de- rechos humanos, prensa escrita, ciencias formales, independentistas y revolucionarias, entre otras. Hasta ahora, han brindado homenaje a 511 mujeres, de las cuales 69 son extranjeras con trayectoria en México y 442 son mexicanas de nacimiento; de estas, 46 son originarias de Nuevo León. Algunos ejemplos desta- cables son la escritora jalisciense Guadalupe Dueñas (1920-2002), la pianista hidalguense María Teresa Ro-
dríguez y Rodríguez (1923-2013) y la periodista mexi- quense Adelina Zendejas (1909-1993). Los criterios de selección de quienes son homena- jeadas buscan que las mujeres elegidas hayan conlle- vado al mejoramiento de su comunidad. Se trata de mexicanas de nacimiento o extranjeras con trayectoria en México, cuyo trabajo haya contribuido al área en la que se desenvolvieron. Cabe agregar que todas las homenajeadas ya han fallecido. En general, se busca que la selección refleje un modelo positivo a seguir para las generaciones que vienen. La importancia del trabajo que realiza Paseo de la Mujer Mexicana no debe subestimarse. No es casual que su labor sea necesaria. Existe un problema es- tructural que se deriva en la invisibilización sistemá- tica de las mujeres que desde todos los frentes han construido nuestro país. Ante esta situación, traer su vida y obra a la luz es fundamental en el camino a la erradicación de la violencia de género. No hay que pasar por alto que la violencia también es borrarnos de la historia; por eso, es necesario reescribirla e ins- cribirnos en ella.
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