H A C E N D E S U S A L A U N E S C E N A R I O
El encierro y el distanciamiento social no impidió que los jóvenes de los programas de danza de Difusión Cultural de la UDEM expresaran al máximo su pasión por el baile, aunque fuera en sus casas y a través de la computadora.
L a pandemia no ha sido fácil para nadie y el consenso mun- dial para sobrevivirla fue enfocarnos en hacer las cosas que nos gustan. Desgraciadamente, muchos de esos hobbies in- volucran ir al exterior, hablar y convivir con otras personas, lo que no es precisamente ideal durante una crisis sanitaria. Esto representó un verdadero desafío para Difusión Cultural de la UDEM, pues las clases de teatro, baile y canto se basan en la interacción humana; sin embargo, tanto profesores como estudiantes asumieron el reto y supieron aprovechar y acoger las limitaciones de la actualidad para practicar sus pasiones y obtener resultados inesperados y completamente originales. Para Agustín Niño Pérez, miembro de La Tropa UDEM y estu-
diante de Ingeniería Biomédica, el baile es una parte integral de su vida, pues lo conecta con su lado creativo. Cuando se dio la noticia de que las clases presenciales se cancelaban hasta nue- vo aviso, pensó en dejar el baile. Afortunadamente, no lo hizo. “Desde siempre las clases de danza han sido un momento para desconectarme del futuro y centrarme en el presente, y ahora suponían un reto totalmente diferente. Ya no había com- pañeros, espejos y música, ahora solo tenía mi laptop y el espa- cio de la sala. Si anteriormente encender la webcam se sentía intrusivo, con el distanciamiento social nos tuvimos que acos- tumbrar, pues ¿cómo iba a mejorar sin retroalimentación de mis profesores?”. Con el tiempo se adaptó a la nueva rutina.
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