El uso de la economía del comportamiento en las empresas españolas
economía del comportamiento
La economía del comportamiento aún no tiene un rol en el análisis que realiza el Banco de España sobre la innovación en el sector fi - nanciero. Sin embargo, se reconoce que podría tener mucho sentido analizar cómo reaccionarían las personas a ciertas tecnologías para evaluar el valor que pueden tener para la sociedad en su conjunto. Esto sucede, por un lado, en el caso del sandbox, donde la evalua- ción del funcionamiento de la tecnología se hace mucho más desde la perspectiva regulatoria y de cumplimiento que desde la expe- riencia del usuario. Y, por otro lado, lo mismo ocurre en la línea de trabajo del euro digital, donde se han realizado encuestas y grupos focales cuya aportación para entender la perspectiva de los clientes se podría mejorar significativamente integrando diversas técnicas.
El potencial de seguir incluyendo la economía del comportamiento en el sector público es amplio, aunque su inclusión en la elaboración de las políticas públicas requiere cambiar el enfoque desde un modelo reactivo a uno más analítico y de evaluación de las característi- cas y los resultados del mercado que permita realizar análisis diagnósticos de situación y dar respuestas que hagan frente a la problemática identificada de fondo. Un ejemplo que puede servir de contraste entre estas dos maneras de hacer es el que se observó hace unos años al abordar el endeudamiento excesivo de algunas familias que utilizaban la financiación a corto plazo, como los descubiertos o las tarjetas de crédito. La FCA llevó a cabo un análisis de mercado durante varios años, a partir del cual determinó que menos de un 5 % de los clientes estaban teniendo problemas con este producto y que esos problemas se debían fundamentalmente a factores de choque que experimentaban los clientes (por ejemplo, se divorciaban, tenían un problema médico o perdían el trabajo). Al 95 % restante de los clientes el producto les funcio- naba bien y respondía a sus necesidades. Ante este escenario, generaron soluciones parciales para los clientes que experimentaban proble-
mas y evaluaron el impacto que tenía para ellos fijar un pago mínimo en la tarjeta. Mediante ex - perimentación, observaron que tenía un impac- to contraintuitivo: los clientes pagaban menos de lo que pagarían si no tuvieran ese condicio- nante. Esto se puede explicar porque el pago mínimo actúa como un punto de anclaje en la toma de decisiones de los consumidores. Los clientes, al verlo, tienden a adherirse al default y, en todo caso, suben algo el pago respecto a ese punto inicial que es el pago mínimo. Por el contrario, cuando los consumidores no tienen esta referencia, empiezan su análisis pensando en cuánto ganan y cuánto pueden pagar. Se ha demostrado que comenzar el proceso de toma de decisiones desde este segundo punto hace que sus pagos sean mayores. En contraste con este detallado estudio de mercado, que llevó varios años de ejecución, ante el mismo problema España respondió de forma muy ágil. El problema de acumulación de deudas se resolvió estableciendo impor- tes máximos a la financiación para todos los clientes, independientemente de que tuvieran o no problemas. Se realizó un análisis exhaustivo de los desencadenantes de estas situaciones, así como de las posibles modificaciones que podían implementarse para mejorarlas.
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