EH3908 TAMPS 04JUL2025

ESCENA/31

el horizonte

Fin de semana del 4 al 6 de julio de 2025

TESORO MILENARIO Y ANCESTRAL ULTIMAN DETALLES PARA APERTURA CULTURA Peñico, una zona arqueológica de Perú, con más de 3,800 años de antigüedad, abrirá sus puertas a turistas locales e internacionales

del sol en la tradición andina) el 12 de julio, durante la apertura al público del nuevo espacio. El centro urbano arqueológico cuenta con hasta 18 construcciones identificadas, entre edificios públi- cos mayores y menores, y residen- cias, y debe su nuevo nombre al in- tercambio de poblaciones que pre- sentó a lo largo del periodo formati- vo temprano. Así, Peñico mezcló civilizaciones de sierra, costa y selva de Perú gra- cias a su situación estratégica para la relación entre las poblaciones de las cuencas de los valles de Huaura y Suco. En sus edificaciones destaca una estructura con significativos diseños de ‘pututus’ (instrumentos musica- les de viento conformados por cara- colas) representados en los muros de un salón cuadrangular que, se- gún, podría identificar este edificio como un espacio importante de ac- tividad administrativa e ideológica.

REDACCIÓN El Horizonte E l asentamiento arqueológico de Peñico, con más de 3,800 años de antigüedad y ubica- do al noroeste de Lima, abri- rá sus puertas al mundo el 12 de julio, según anunció la di- rectora de la Zona Arqueológica Ca- ral (ZAC), Ruth Shady. Rebautizada como la Ciudad de Integración del Valle de Supe, el si- tio fue fundado en torno al año 1,800 antes de esta era y se encuentra en la provincia de Huaura, a unos 12 kiló- metros de la Ciudad Sagrada de Ca- ral, conocida como la civilización más antigua de América. Además de su habilitación turís- tica y después de ocho años de tra- bajo de un grupo conformado en el 80% por pobladores de la región, la Zona Arqueológica Caral, encargada de gestionar ambos espacios, organi- zará su primer Peñico ‘Raymi’ (fiesta

Siguiendo al Papa El Papa León XIV: Es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecua- da, y recordar que nos invitan a labrar y cuidar el jardín del mundo (cf.Gn 2,15). Mientras labrar significa cultivar, arar o trabajar, cuidar significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar. Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza. Del 20 al 26 de junio del 2025 POR ANAM CARA

política de la “tierra arrasada”[1], los conflictos que se desatan en torno a las fuentes de agua, la distribución desigual de las ma- terias primas, que penaliza a las poblaciones más débiles y soca- va su propia estabilidad social. Estas diversas heridas son con- secuencia del pecado. Sin duda, esto no es lo que Dios tenía en mente cuando confió la Tierra al hombre creado a su imagen (cf. Gn 1,24-29). La Biblia no pro- mueve el dominio despótico del ser humano sobre lo creado. La justicia ambiental, anuncia- da implícitamente por los pro- fetas, ya no puede considerarse un concepto abstracto o un ob- jetivo lejano. Representa una necesidad urgente que va más allá de la simple protección del medio ambiente. En realidad, se trata de una cuestión de jus- ticia social, económica y antro- pológica. Es hora de pasar de las pal- abras a los hechos. “Vivir la vocación de ser pro- tectores de la obra de Dios es parte esencial de una existen- cia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto se- cundario de la experiencia cris- tiana”.

desigualdades y la codicia que de ellas se derivan producen de- forestación, contaminación y pérdida de biodiversidad. Au- mentan en intensidad y frecuen- cia los fenómenos naturales ex- tremos causados por el cambio climático inducido por las acti- vidades antrópicas sin tener en cuenta los efectos a medio y lar- go plazo de la devastación hu- mana y ecológica provocada por los conflictos armados. Parece que aún no se tiene conciencia de que destruir la na- turaleza no perjudica a todos del mismo modo: pisotear la jus- ticia y la paz significa afectar so- bre todo a los más pobres, a los marginados, a los excluidos. En este contexto, es em- blemático el sufrimiento de las comunidades indígenas. Y eso no es todo: la propia na- turaleza se convierte a veces en un instrumento de intercambio, en un bien que se negocia para obtener ventajas económicas o políticas. En estas dinámicas, la creación se transforma en un campo de batalla por el control de los recursos vitales, como lo demuestran las zonas agrícolas y los bosques que se han vuelto peligrosos debido a las minas, la

A LA X JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN 2025 Q ueridos hermanos y her- manas: El tema de esta Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, elegido por nuestro querido Papa Francisco, es “Semillas de paz y esperanza”. En el décimo aniversario de la institución de la Jornada, coincidió con la publicación de la encíclica Laudato, nos encon- tramos en pleno Jubileo, como peregrinos de esperanza. Y es precisamente en este contexto donde el tema adquiere todo su significado. Muchas veces, Jesús, en su predicación, utiliza la imagen de la semilla para hablar del Reino de Dios, y en la víspera de la Pa-

tu de Dios es capaz de transfor- mar el desierto, árido y reseco, en un jardín, lugar de descan- so y serenidad: hasta que sea in- fundido en nosotros un espíri- tu desde lo alto. Entonces el de- sierto será un vergel y el vergel parecerá un bosque. En el desierto habitará el derecho y la justicia morará en el vergel. La obra de la justicia será la paz, y el fruto de la jus- ticia, la tranquilidad y la segu- ridad para siempre. Mi pueblo habitará en un lugar de paz, en moradas seguras, en descansos tranquilos (Is 32,15-18). En diversas partes del mundo es ya evidente que nuestra tierra se está deteriorando. En todas partes, la injusticia, la violación del derecho internacional y de los derechos de los pueblos, las

sión la aplica a sí mismo, com- parándose con el grano de tri- go, que debe morir para dar fru- to (cf.Jn12,24). La semilla se entrega por com- pleto a la tierra y ahí, con la fuer- za impetuosa de su don, brota la vida, incluso en los lugares más insospechados, con una sor- prendente capacidad de gene- rar futuro. Pensemos, por ejemplo, en las flores que crecen al borde de las carreteras: nadie las ha planta- do, y sin embargo crecen gra- cias a semillas que han llegado ahí casi por casualidad y logran adornar el gris del asfalto e in- cluso romper su dura superficie. Por lo tanto, en Cristo somos semillas. No sólo eso, sino “semi- llas de paz y esperanza”. Como dice el profeta Isaías, el Espíri-

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