LA LUCHA CONTRA LA CRISIS CLIMÁTICA
En este trabajo hemos analizado el dilema de la acción individual en un contexto experimen- tal comparable al de la emergencia climática que vivimos. Hay que sacrificar parte del beneficio personal por el bien común, puesto que el éxito del esfuerzo individual depende de la cooperación de los demás; es necesario colaborar un mínimo o, de lo contrario, ni entre todos conseguiremos el objetivo. Los resul- tados experimentales que hemos obtenido no nos permiten ser demasiado optimistas, si bien cabe aclarar que puede que el umbral de contribución alto que se estableció fuese demasiado ambicioso. Cuando el esfuerzo requerido no es muy elevado, se consigue el objetivo, pero, en general, los participantes se esfuerzan lo justo, no son demasiado cola- boradores. Por otro lado, cuando el esfuerzo requerido es alto, no se alcanza el umbral, aunque el esfuerzo aumenta de manera signi- ficativa, lo que nos muestra que cuanto mayor es el reto de cooperación, más se coopera. Aunque hubo diferencias entre ambos grupos, ninguno de los dos alcanzó el objetivo cuando se definió el umbral superior. ¿Por qué no se alcanza el objetivo? Nuestros resultados apuntan en dos direcciones. La población parece estar partida en dos mita- des más o menos iguales: los optimistas, que creen que se podrá conseguir la meta, y los pesimistas, que creen lo contrario. También está dividida en dos en cuanto a la contribu- ción al esfuerzo colectivo: la mitad contribuye más de lo que le correspondería y la otra mitad contribuye menos. Obviamente, la ma- yoría de los pesimistas contribuyen menos, pero no todos, y la mayoría de los optimistas contribuyen más, pero tampoco todos, así que las expectativas no controlan por completo que se alcance la meta o no. Lo que sí pone de manifiesto esta división es que parece necesario conseguir que una parte de los pesimistas (posiblemente los que contribu- yen más) cambien sus expectativas por otras más optimistas, y que los optimistas que no contribuyen por irresponsabilidad o egoísmo lo hagan.
Una implicación de estos resultados va en la dirección de la innovación y el desarrollo. Como se ha comentado en la introducción, el problema de la acción individual se traslada a un nivel superior, al de las empresas e institu- ciones que podrían desarrollar innovaciones o implementar acuerdos imprescindibles para superar la emergencia climática. En este caso, el dilema sigue siendo el mismo. En este sen- tido, nuestros resultados son igualmente una llamada a la acción, dado que las personas con altas responsabilidades presentes en La Gala de Cotec se comportaron de forma muy parecida a los estudiantes universitarios, con dos diferencias fundamentales: son algo más optimistas (pero no lo suficiente) y hubo un 30 % de personas que aportaron todo lo que podían (frente a un 10 % de los estudiantes). Por tanto, pensando en innovación desde la empresa, el mensaje es el mismo que para las personas, pero quien debe transmitirlo, quizá con incentivos, son las autoridades encarga- das de fomentar la innovación.
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